Con medias y a lo loco
Esa mañana sabía dónde íbamos. Me puse las medias negras de rejilla, las que compramos en nuestra última visita al sex-shop, que van abiertas por delante y por detrás. Me apetecía estrenarlas. ¡Y vaya si las estrené! No sé si voy a saber relatar esta vez lo que pasó, reconozco que perdí la noción del tiempo, del espacio, diría que de la realidad pero no. Sé lo que estaba ocurriendo, soy perfectamente consciente de cómo la temperatura fue subiendo, de cómo la cama redonda poco a poco se convirtió en un punto atractor donde acabamos acudiendo casi todos los presentes en el local, donde llegó un momento en que, casi a oscuras, con el sonido de nuestros gemidos, jadeos y gritos los brazos, las piernas, los sexos se mezclaron, se confundieron hasta hacer difícil saber a quién tocabas, quien te comía… sólo placer, sólo disfrute, y esa orgía en la que nos vimos envueltos L. y yo. Pero empiezo por el principio. Al entrar en el pub ya vimos que reinaba un buen ambiente. Por encima de la...