Entradas

Mostrando entradas de enero, 2021

Putiesposa, en un hotel

Dos meses de hotwife, ese era el trato. Dos meses de buscar mis propias aventuras, en solitario, con quien quisiera, donde quisiera, como quisiera, con una sóla condición: compartirlas con L. informándole al máximo: fotos, videos, audios, detalles… a ser posible en tiempo real y después al regresar a casa contarle los pormenores de la preparación y la ejecución de la trastada. Y una sóla consigna: ser muy zorra, lo más posible. La propuesta me encantó. Y decidí echarle imaginación y tratar de que cada una de aquellas trastadas fuera diferente. Para la primera hablé con un amigo con el que habíamos contado ya en algunos juegos, pero con el que aún no habíamos llegado a ciertas prácticas. Al principio me dio la sensación de que no se creía mucho que realmente la propuesta partía de los dos y se mostró preocupado por mi propuesta de quedar él y yo a solas. Negociamos que el día D., antes de que ocurriera nada, el propio L. le daría su beneplácito. Y empezamos a prepararlo. Fueron unos día

Mañana bisex

Fue todo como bastante inesperado... empezando por que L. pudiera despistar unas horas ese día, descubrir que el local estaba abierto, llegar y encontrarnos un número de personas superior al que imaginábamos... y lo que allí ocurrió. Al principio todo iba según lo previsto: unas cervezas, charla, risas, alguna metida de mano... miradas... que fueron a más cuando me cambié y me puse mi vestido de zorra... Y entonces nos metimos en el cuarto oscuro. Ya había un chico allí cuando llegamos, pero no pareció molestarle nuestra presencia. Aunque es verdad que se retiró a un lado y nos dejó pasar amablemente.  Tras besarme apasionadamente y acariciarme todo el cuerpo, L. paró, sonrió con lujuria y, tomando el borde de mi vestido, lo deslizó había arriba dejando mi culo totalmente a la vista. No tardaron en aparecer muestras de que a buen entendedor, pocas palabras bastan. Pronto una mano, y enseguida otra, se pusieron a acariciar mis nalgas.  Pese a la oscuridad y el silencio, sólo roto por la