Con el ordenador, pero no ciber
Acababa de salir de ducharme y depilarme, ¡tan fresquita! Sólo el albornoz me cubría. Me senté en el sillón, nada interesante en la tele, para variar, así que enchufé el portátil y me metí en el foro de Momentos, a ver qué había de nuevo.
En estas, estando yo ahí tan a gustito tirada en el sillón, con las piernas dobladas para sujetar el ordenador, ví a L. que desde su silla me miraba de reojo… abrí un poco más las piernas para que viese lo bonito que me había dejado el coñito, rasurado, como a él le gusta. Sonrió y me preguntó “¿qué haces?”, “nada, leer los foros y chatear”, lo cual era cierto. Acababa de saludarme un chico brasileño al que conocimos en la sala pocos días antes (y cuando digo conocimos lo digo en el más amplio sentido de la palabra).
Entonces L. se levantó, se acercó a mi y mientras se arrodillaba justo delante de mis piernas me susurró “vale, tú sigue”. Con una mano terminó de abrirme el albornoz y empezó a acariciarme. “¿Te gusta?, le pregunté, conociendo de antemano la respuesta. “Claro” respondió, y muy despacio acercó su cabeza a mi sexo y se puso a besarme. Yo soy bastante sumisa, así que traté de seguir sus instrucciones y continuar chateando con mi amigo pero no me notaba yo muy concentrada, la verdad.
Entonces L. levantó la cabeza y me dijo “a ver si así es más fácil”, al tiempo que cogía el ordenador. Lógicamente pensé que me lo iba a quitar de encima, así que ¡cuál no sería mi sorpresa cuando le veo que me lo vuelve a poner en el mismo sitio! Aunque claro, algo sí había cambiado… ahora, además de la ventanita de mi amigo (del que, confieso, tuve que despedirme), había otra ventana abierta. En ella se veía una grabación que hicimos hace tiempo, un experimento de porno casero en el que colaboró un amigo y que nunca presentamos a ningún concurso pero que para mi gusto quedó muy pero que muy bien.
Me quedé mirando la pantalla, disfrutando de lo que mis ojos veían en ese momento, a L. y al otro chico comiéndome, el uno las tetas, el otro el coño… y rememorándolo, qué sensación tan placentera, lo recordaba como si hubiese ocurrido justo un rato antes… como si estuviese ocurriendo en ese momento… claro, la sensación era real, totalmente, porque mientras me veía a mí misma en la pantalla, con esas bocas chupando todos mis recovecos, la boca de L. me recorría, me lamía, haciéndome sentir otra vez lo mismo.
Su lengua acariciándome, dándome golpecitos justo en ese punto que me hace vibrar... apenas pude aguantar, sentí mi cuerpo ponerse tenso, mi clítoris y mis pezones endurecer, el calor que me invadía, las palpitaciones previas al orgasmo y... entre espasmos de placer, me corrí en su boca, mmmm...
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