Verte con ella

Me siento muy guarra. Mucho. Pero es que verte ahí follando a esa morena me ha puesto muy cerda.

Vale que a mí me acababan de dar lo mío. Quiero decir que no es que me haya puesto cachonda. No es eso exactamente.  Es el poder compartir contigo ese momento de excitación, de morbo.

Cuando nos has cogido a cada una de una mano y te nos has llevado dentro pensé que bromeabas. Pero entonces los otros chicos nos han seguido. Y la chica alta.

Y has empezado a morrearnos a las dos, mientras los demás se mantenían a distancia. Luego poco a poco se han acercado. Sin tocarnos. La chica alta ha sido la primera en franquear esa barrera, al agacharse delante de ti, entre nuestra maraña de piernas.

Uno de los otros chicos ha estirado el brazo y me ha rozado el hombro. Su delicadeza me ha hecho estremecer y me he girado. No podía suponer que el murmullo que sonó después a mi espalda era el rumor de tus pantalones al caer ante el ataque de esas dos lenguas cargadas de lujuria. Por eso el morbo al verte de nuevo, cuando en sus caricias el chico de nuevo me ha hecho girar y enfrentaros, ha sido aún mayor.

De espaldas a él, con su erección clavada en mi nalga, sus besos en mi cuello y sus manos estrujando mis pechos te he visto acompañar esas dos preciosas melenas morenas. Luego otras dos manos, quizás tres, han comenzado a explorar mi cuerpo.

Sé que he disfrutado, que sus caricias me han provocado escalofríos de placer... pero si te soy sincera, lo que más me excitaba en esta ocasión no era el roce de su piel contra la mía sino verte a ti gozando con ellas dos. O más que veros, adivinaros en la penumbra.

Tras, intuyo, comerte la polla a dos bocas, una de ellas se ha levantado y ha comenzado a morrearte. Luego la otra se ha incorporado también y tú has bajado por el cuello de la primera hasta alcanzar con tus labios uno de sus pezones. Ella ha gemido, probablemente mordiendo su labio inferior, labio que pronto ha sido atrapado por la otra boca femenina.

Alrededor de ese baile a tres nos hemos desplazado todo el grupo hacia un lugar más cómodo. Y durante un rato confieso que he dejado de veros aunque no de oíros. Cuando nosotros hemos acabado he vuelto hacia vuestro grupo.

Y seguíais siendo tres, pero no los mismos. De rodillas sobre el colchón detrás de ella en ese momento la penetrabas, apoyando ambas manos en su espectacular culo, que se movía al compás de sus gruñidos. En tus embestidas empujabas su boca hacia otro cuerpo masculino. Me he situado junto a la cama para observaros mejor. He visto cómo, por fin, la poseías. Sé que tenías ganas.

Verte follar a la morena me ha encantado, me ha excitado. Mucho. Y ver cómo después sacabas tu erecta polla de su coño y le preguntabas dónde lo quería, ver sus ojos al responder, y contemplar cómo os corríais los dos en su boca... eso... eso me ha puesto muy cerda.

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