Alguien

Realmente no era una fantasía original mía. La leí en alguna web de algún local y me gustó. Me excitó imaginarme en esa situación, empecé a fantasear con la idea y un día se lo conté.

Tampoco era nada del otro mundo, cosas mucho más complicadas hemos llevado a la realidad. Era tan simple como llevarme a un local, vendarme los ojos y pasearme desnuda por todo el local, dejando que quien quisiera se me acercara, me tocara, jugara conmigo, sin saber en ningún momento de quién se trataba. 

El lugar elegido fue un sex shop fuera de nuestra ciudad. Uno con diversas estancias, cabinas, pequeñas salas de cine X y algún que otro añadido juguetón. Un lugar que ya conocíamos previamente y nos gusta, y al que nos consta que suele acudir gente del ambiente liberal. Decidimos pasarnos por allí esa tarde, aprovechando nuestra estancia en un lugar cercano. L. sabía perfectamente a lo que íbamos, yo no.

Por eso me descolocó totalmente cuando en medio de una de las salas me plantó el antifaz y me pidió que me desnudara.

- Del todo???
- Del todo
- Aquí???
- Aquí
- Sin poder ver nada?
- Sin poder ver nada

Y con este diálogo tan intelectual y filosófico dio comienzo una de nuestras experiencias más morbosas de esas vacaciones.

Obedecí, cómo no hacerlo! Y tan pronto me quedé desnuda un par de manos comenzaron a acariciarme. Yo me dejé hacer y las manos fueron avanzando. De mis brazos y hombros bajaron a mi espalda, a mi culo, a mis piernas y a mi entrepierna. Alguien condujo una mano mía hacia una polla y yo también empecé a acariciar. Pronto fui consciente de tener alrededor a cuatro, a cinco, tal vez a seis chicos, aunque, como me confirmó L. después, algunos solamente miraban.

El juego de caricias continuó, intensificándose cuando alguien empezó a masturbarme. Una boca buscaba mi cuello, otra mi teta, otras simplemente mi piel. Alguien se pegó mucho a mí por detrás, sentía su miembro clavarse duro en mi nalga. De vez en cuando oía a L. susurrar algo, pero en general todos estaban en silencio, sólo se oían frotamientos, gemidos y jadeos, que yo al no poder ver disfrutaba al máximo.

Entonces oí cómo alguien rasgaba un envoltorio de condón y unas manos me asieron por los brazos, hasta hacerme chocar con un pecho masculino. Y así, de pie abrazados su pene se abrió camino entre mis piernas y me penetró. Tan despacio como implacable. Y empezó a follarme. Otro chico me sujetaba por detrás, aprovechando para jugar con mis tetas cuando en las embestidas nuestros cuerpos se separaban un poco. Sentí mis fluidos resbalar por mis muslos, alguien más se percató pues metió una mano y los frenó. Diossss, estaba super excitada, el tío me follaba de una forma... despacio pero intenso, pegando a mi todo su cuerpo en cada empujón, las otras manos me acariciaban, una bajó hasta explorar mi culo... y saber que L. estaba al lado y yo no sabía donde, que había más gente y no sabía quien... los gemidos, el olor a sexo... mmmm estaba a punto de correrme y no, todavía no quería.

Igual me leyó la mente. De pronto me la sacó y me giró, haciendo que me apoyara en el respaldo de un sofá. Se colocó detrás de mí y de nuevo me penetró, ahora sujetándome él mismo por las tetas y empujando una y otra vez haciendo chocar sus muslos con los míos plasplasplas, con ritmo, con fuerza. Otra boca delante mío me besaba. Una polla rozó una de mis manos. La cogí en el mismo instante en que mi empotrador se corría entre gemidos.

Casi inmediatamente alguien me movió y me encontré sentada en el mismo sofá, con las piernas abiertas y levantadas y alguien pegado a ellas, frotándose contra mi sexo. Varias manos me tocaban por todas partes. Y entonces me empezó a follar, sujetándome primero por los tobillos, luego bajó sus manos hasta mis rodillas y finalmente a mis caderas, que atraía hacia su cuerpo para después separarse, y vuelta a empezar. Este chico follaba más deprisa, su verga entraba y salía de mi coño sin tregua. Me oí a mí misma gritar, a él también y luego... ufff... se desplomó sobre mí, me besó y se salió.

L. me agarró por la mano y me susurró, "ven, vamos a las taquillas".  Le oí dar instrucciones "por favor, salid vosotros primero, que no sepa quién ha estado". Pareció que me iba a quitar el antifaz pero de pronto cambió de idea y sonriendo (porque le conozco para saber cuándo sonríe aunque no le vea y seguro lo estaba haciendo, y además con "ESA cara") puso una de mis manos en su hombro y se puso a andar.  Cruzamos el local entero, yo a ciegas, él guiándome, las manos tocándome... qué morbo!! Necesitaba ir al baño así que L. me acompañó, me quitó el antifaz en la puerta de forma que no pude ver nada, y me esperó para volvérmelo a poner al salir y repetir el camino de vuelta, cada vez con más excitación. Oía voces de gente que seguramente acababa de llegar y a quienes alguien les explicaba de qué iba el juego.

Nos dirigimos a la barra, donde pedí una cerveza que me bebí obedientemente sin desprenderme del antifaz. Y de pronto, L. me dijo que salía un momento, que ahora volvía, y me quedé sóla en la barra. Bueno, sola no, porque alguien empezó a acariciarme el culo, y otro alguien, o tal vez el mismo alguien, jugó con mis pezones, y un tercer alguien o uno de los anteriores metió una mano entre mis piernas y su dedo acabó en mi coño... y de pronto uno de los "alguienes" me tomó de la mano y me condujo a otro lugar. 
Allí empezó a besarme, a tocarme por todas partes, las manos se multiplicaron y a saber cómo terminé agachada con una polla en cada mano y otra en la boca. Los movimientos de mi cabeza eran guiados por, supongo, el dueño de una de las pollas. Como me lo estaba pasando bien y no quería que se me escapasen, empecé a rotar, cambiando de polla cada pocas chupadas. A veces me entretenía mamando más de una, o jugando con el glande de otra, y siempre atendiendo a las tres a la vez, notando como en cada turno estaban más grandes, más duras y tiesas, más sabrosas y excitantes.

Abrí un poco las piernas, tal como estaba, en cuclillas. Y se pilló la indirecta. Pronto mi sexo recibió la atención que demandaba y unos dedos expertos se pusieron a jugar con él y a estimular mi clítoris. Sin dejar de jugar con las tres pollas, estiré las piernas y subí las caderas facilitando el acceso a mi estimulador personal que pronto consiguió meterme bien los dedos y sacarme un squirt sin que yo me sacara la polla de la boca... brutal!! sentir esos espasmos mientras mamaba y mi cuerpo se contraía. Seguramente eso se transmitió a mis manos y en unos momentos una de las pollas se me corrió, luego otra.... Madre mía, me temblaba el cuerpo, en parte por el reciente orgasmo, pero también por la excitación de la situación. Todo lo que no veía lo suplía con mis otros sentidos y con mi fantasía, que es mucha y muy perversa.

De nuevo mi lazarillo me condujo fuera de donde quiera que estuviésemos. Pensaba que el camino sería el mismo, al baño o a las taquillas... pero no. Se detuvo antes. Y en medio de mi oscuridad me pidió que me inclinara hacia delante, con cuidado de no golpearme la cabeza... Einnng? Pronto mi extrañeza encontró una explicación, cuando sentí que mis manos se apoyaban en algo así como un asiento tapizado y tras caminar por él unos centímetros con las manos, unos flecos me rozaron la espalda. Estaba en un Glory Hole Checo, con el culo en pompa hacia fuera y quién sabe cuántos voluntarios decididos a participar... Pero duré poco así, tras algunas caricias, L. me sugirió girarme, o entrar por el otro lado y sacar las piernas, que es lo que al final hice.

Y tan pronto adopté esta nueva postura, unas manos sujetaron las correas a mis tobillos, y alguien se colocó en medio de ellos y zasssss me la metió del tirón. Y empezó a follarme de forma tan salvaje que el habitáculo temblaba, mis piernas rebotaban contra la pared de madera, mi culo saltaba sobre el asiento, yo me sujetaba con las manos a las paredes interiores y sentía varias manos apuntalando la estructura. Menuda follada!! El tipo rebotaba contra mi culo, su polla me taladraba sin parar, sus huevos golpeaban contra mi cuerpo y yo estaba segura de que me iba a partir. Y venga, y venga, y dale, y dale, y otra y más, mete-saca, mete-saca. Yo sudando como un pollo, las paredes temblando, y desde la barra... alguien nos animaba, como si hiciera falta!!

Soy de ritmos más tranquilos así que, aunque estaba bien, casi agradecí cuando el tipo se corrió... no sé si hubiera podido aguantar mucho más, la verdad jajaja. Entre dos o tres hombres me ayudaron a bajar las piernas, a sacar el cuerpo... y mientras L. me acompañaba a la barra a pedir una merecida cervecita, pensé que ya había sido el último asalto, que me quitaría la venda, que nos iríamos y que dormiría como un lirón, despeinada pero feliz... craso error...

Entonces tuve un déjà vu. Yo en la barra, desnuda, antifaz puesto, cerveza en mano... pensé... "ahora es cuando sale un momento y alguien me lleva para dentro"... pero no. Me cambiaron el guión. Alguien empezó a hablar con L. y éste me puso una mano en el hombro, me hizo agacharme y me pidió que se la chupara al chico "que acababa de llegar". Y de nuevo obedecí, y empecé a felar esa polla que, dicho sea de paso, molaba y mucho. Y estaba yo tan implicada ahí lamiendo cuando oí a L. decir "No, no te la quites, que le da mucho morbo". Y supe exactamente de qué hablaba... sin sacarme la polla de la boca subí una mano por su pecho y... ahí estaba, un tipo con corbata!!!

Y pese a no verle, a no gozar con mis ojos de ese fetiche mío tan bien conocido por L., enredé en ese trozo de tela mis dedos, sentí la suavidad de la seda y... mi imaginación hizo el resto... me corrí mientras le comía la polla en la barra del local a un tipo encorbatado... woooowwwww

Estaba tan jodidamente excitada por esa guinda al pastel de una tarde tan morbosa que me hubiera dejado hacer cualquier cosa. Y cuando digo cualquier cosa... en fin, si has llegado leyendo hasta aquí ya sabes lo que quiero decir... Me folló allí mismo, en la barra, con varios tíos alrededor, alguno de ellos masturbándose, creo, por los sonidos, el dueño flipando como nos confesaría después, pues dijo ser muy tímido....

Me folló y me preguntó dónde lo quería... le pedí que en las tetas, claro. Y si no recuerdo mal recibí dos corridas justo a la vez, la suya y la de... alguien... 

Cuando unos minutos después, tras pasar por baño y taquilla, volví ya vestida y sin antifaz a terminar mi cerveza, bastantes "alguienes" me seguían con la mirada, alguno me sonreía, miraban a L. con complicidad... y yo al único que pude reconocer fue al hombre de la corbata!! Otra fantasía cumplida. A ver qué inventamos ahora... 

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