Olor a cloro

Esta vez no fui exactamente a la aventura… avisé a un amigo al que hace tiempo que no veía. Un chico de confianza, agradable, divertido, de los que no te deja plantada y con los que el buen rato está asegurado. Y quedamos directamente en el local.

Nada más entrar, me lo encontré. Él también acababa de llegar. Nos saludamos. Me preguntó por ti. Le dije que intentarías unirte a nosotros más tarde, si podías, me respondió que confiaba en que así fuera.

Nos cambiamos - hoy tocaban toalla y chanclas- pero nos duraron puestas un par de minutos pues fuimos casi inmediatamente al jacuzzi, a darnos un baño. En el agua empezamos a jugar, primero fueron las caricias, sus manos jugando con mis tetas, luego me las empezó a comer. Yo también jugué con sus pezones, mordisqueándolos y tirando de ellos con mis labios, con mis dientes.

Me senté sobre él para estar más cómodos. Pronto bajó una mano a mi coño y me acarició, deslizando después un dedo hacia mi interior. De nuevo le imité y acaricié su polla. La sujeté con firmeza y la pegué a mi coño frotándome con vigor, de forma que la punta de su miembro rozaba mi culo. Creo que esto le gustó, pues de pronto me cogió en volandas, tirando de mi hacia arriba hasta tenerme fuera del agua y me empezó a comer el coño, a pulso, como si el agua del jacuzzi fuera un colchón. Me sujetaba con sus fuertes brazos sin que su boca se apartase de mi sexo, haciéndome gozar con la delicia de su lengua y sus labios carnosos que me lamían sin descanso.

Luego me sentó sobre el borde de la piscina y siguió comiéndome, ahora ya apoyando yo mis manos en el suelo por detrás de mí, y él, ya con sus manos libres, las empleó en acariciarme las piernas, las tetas y abrirme el coño para acceder más fácilmente con su lengua.

Volví a meterme en el agua y poco después apareció otro chico, se metió en el jacuzzi y lentamente se fue aproximando. Como vio que no le rechazábamos comenzó a acariciarme la espalda, los brazos, y poco a poco avanzó hasta mi pecho. Yo eché la mano para atrás y le toqué la polla, que ya empezaba a mostrar evidentes signos de excitación. Así pasamos un buen rato jugando los tres, yo con ellos dos, ellos dos conmigo, hasta que F. me giró, quedando él a mi espalda, y me inclinó hacia delante. Bonita imagen la mía con un chico detrás, jugando con mi coño, y otro a mi lado, jugando con mis tetas. Y dos pollas para mí.

Decidimos pasar a la pequeña cama que hay junto al jacuzzi, que queda un poco en alto. Primero subimos F. y yo y él siguió jugando con mi coño, metiéndome un dedo, dos y hasta tres. Jugó también con mi culo y consiguió excitarme tanto que llegaron a ser cuatro los dedos que tuve al mismo tiempo en el coño, empapado ya en ese momento, y no precisamente por el agua del jacuzzi, que ya se había secado.

El otro chico, sentado en el borde de la cama, nos observaba sin participar al principio, dejándonos a nuestro ritmo, hasta que debió ver claro que podía meterse en el juego poco a poco sin cortarnos el rollo, y empezó a tocarme el culo y luego el coño. Me incliné sobre F. y me metí su pene en la boca. Sin soltarlo fui colocándome a cuatro patas, dejando mi culo expuesto ante el otro chico mientras le propinaba a F. una buena mamada, tragándome su polla hasta la garganta. Cuando me avisó que se iba a correr le di un par de chupadas más, sintiendo su tensión, y la saqué dirigiéndola hacia mis tetas, donde se corrió generosamente, para mi gusto y el suyo.

Salimos a la barra a tomar algo, charlamos, me preguntó a qué hora vendrías y le confesé que probablemente no ibas a poder, que estabas hasta arriba de trabajo y que aunque ese era el plan, seguramente no te daría tiempo. Aproveché para pedirle permiso para hacernos alguna foto y que tú también disfrutaras del encuentro aunque fuera en diferido. Como yo ya suponía, no puso ninguna traba salvo la lógica, compartida igualmente por nosotros… fotos sin cara, claro está.

Así que fuimos a por mi móvil y con él en la mano nos metimos en una zona del local donde en ese momento no había nadie. En ese momento... porque casi detrás de nosotros apareció el otro chico, quien muy gentilmente se ofreció a ser nuestro porno-fotógrafo y como justo pago le permitimos aparecer en alguna de las instantáneas. Cierto que hacer las fotos nos llevó un poco más de tiempo del previsto, pues para que salieran bien volvimos a acariciarnos los tres, poniéndonos de nuevo a punto… todo sea por el arte!

Aunque la presencia del tercer chico fue muy agradable en todo momento, la verdad es que a los dos nos apetecía tener un rato distendido a solas. Le pedimos que nos dejara un poco, accedió inmediatamente y nos metimos a una sala de masajes que se puede cerrar. F. es un hombre de palabra y me tenía prometido un masaje, que efectivamente me dio. Sí, con final feliz.

Tras untarme de aceite y masajearme de forma casi profesional la espalda, el cuello, los brazos y las piernas se puso a jugar con mi coño, a meterme los dedos otra vez, y después… después le pedí que me follara. Se puso un condón y se subió en la camilla, encima de mi, y me obedeció.

Me folló, me folló haciendo temblar la camilla, tumbado sobre mí, con mis piernas hacia arriba y mis manos agarrando su culo, arañando su espalda. Mientras me follaba me besaba, me mordía el cuello, mamaba de mis tetas… no sabía yo que esas camillas aguantaran tanto… finalmente noté cómo su espalda se tensaba, su culo se apretó contra mí y tras unas últimas fuertes embestidas, se corrió… mmm… ufff, qué gusto! Mi cuerpo se arqueó, pareció que iba a levitar sobre la camilla y después, caí, casi sin fuerzas.

Se incorporó, me incorporé, con las piernas temblando… salimos de nuevo a la barra, nos encontramos a una vieja amiga, nos echamos unas risas, lo que me vino muy bien para recuperarme… porque la mañana aún no había terminado…

Fuimos de nuevo al jacuzzi. El chico de antes se acercó y pidió permiso para unirse. Accedimos. Como si no hubiera pasado todo el resto de situaciones, de pronto F. estaba comiéndome el coño, el otro chico me comía las tetas, ambos me acariciaban… exactamente como al principio de la mañana, aunque ya habían transcurrido un par de horas.

De nuevo yo estaba en medio de los dos, con una polla en cada mano… y pensé que había que introducir un cambio, así que aprovechando que F. es bastante alto, bueno, eso y que se había subido al asiento del jacuzzi de forma que su polla no quedaba sumergida sino más bien a la altura de mi cara… decidí que podía comérsela otro ratito mientras masturbaba al otro chico. Y eso hice. Mientras uno de ellos, aún no sé quién, me masturbaba a mí.

Intuí que el leve movimiento que me pareció percibir tras el cristal significaba que alguien estaba disfrutando, aunque no tanto como nosotros probablemente…

Me puse de espaldas a F. ofreciéndole mi retaguardia. Y sin salir apenas del agua, se puso otra vez un condón y me la metió de golpe, sin preguntar. Volvió a follarme un ratito, sujetándome por las caderas, mientras (ahora sí sé quién era cada uno) el otro chico, me hacía un dedo, con su mano buceando entre mis piernas.

Me giré, me senté sobre F. y frotamos de nuevo nuestros sexos hasta que se corrió. La última corrida de la mañana. Ya era mi hora. Salimos del jacuzzi y nuestra amiga común, con la que habíamos charlado antes, nos confirmó que ella y su acompañante nos habían estado mirando desde el otro lado del cristal, y que efectivamente lo habían disfrutado mucho, mucho, aunque, también efectivamente, no tanto como nosotros.

Me hubiera quedado un rato más, charlando, riendo, follando… pero tenía prisa. Sobre todo prisa por llegar a casa y que olieras el cloro en mi pelo, prisa por ver tu cara, por sentir tu excitación, por contártelo todo, pasarte las fotos… susurrarte los detalles… recrearnos juntos y hacerte partícipe de esas aventuras en las que, estés o no estés, siempre estás.

Comentarios

Entradas populares de este blog

First Dogging

Verte con ella

Mi primer pub liberal