Servicio Público

Empieza a hacer frío, sobre todo por la noche. O quizás tiene que ver con que, bajo el chaquetón, voy casi desnuda. Un diminuto vestido de lycra, medias y botas. Nada más. Bueno, sí, el rojo en mis labios. 

L. sube la calefacción del coche y al poco ya necesito bajarme la cremallera. Me hace gracia pensar en si nos para la Guardia Civil por cualquier motivo y yo con mi modelito... me río imaginando la cara de los agentes... seguramente me tomarían por una prostituta que acaba de subir al coche de un cliente.

Casi hemos llegado. Giramos a la izquierda y entramos por el camino de tierra. Respiro hondo... me apetece, mucho, pero también me inspira cierto nerviosismo. Hay varios coches aparcados, en alguno de ellos se puede ver al conductor, otro parece vacío, todos a oscuras.

Aparcamos también nosotros. Llega otro coche. Y otro. Reclino mi asiento y empezamos a besarnos y a meternos mano. Un hombre baja de uno de los coches y se va acercando despacio. Otro mira desde su asiento. Llega otro coche y nos deslumbra con sus faros.

Luego me inclino sobre L. y le abro la bragueta para empezar a chupársela. Se la saco, me la meto en la boca y juego con mi lengua. Él gime y pone sus manos en mi cabeza, acompañando mis movimientos. Me dice que alguien nos observa junto a la ventanilla.... a eso hemos venido, no?

Pero llega otro coche. Demasiada gente. Nos gusta que nos miren, pero tanta gente resulta un poco agobiante. Me dice de ir a otro lugar y acepto incorporándome.

Arranca el coche y nos vamos. Tras pocos minutos nos dirigimos a una zona donde hemos ido otras veces y pensamos será más tranquila. Efectivamente cuando aparcamos estamos solos, aunque enseguida aparece un coche y poco después otro. 

¿Dónde lo habíamos dejado? Sí, yo con el chaquetón abierto inclinada sobre su regazo y con su polla entre mis labios. Retomamos. 

Comienzo a lamerla despacio, deslizando mi mano arriba y abajo. Pronto me siento incómoda por la postura así que giro las piernas y me pongo sobre mi asiento a cuatro patas. ¡Mucho mejor!

Entonces L. me sube un poco el chaquetón por detrás y me anuncia que junto al coche hay dos hombres. Imagino el espectáculo de mi culo en pompa en la ventanilla, acabando en las ligas de mis medias y me encanta. Sólo con pensarlo me mojo.

Sigo comiéndole y en una de las veces que subo la cabeza mis ojos se encuentran con los de un tipo sonriente que ha encontrado un buen sitio junto a la puerta del conductor. Se pierde mi culo pero tiene una buena perspectiva de la mamada. Antes de volver a mi faena me relamo y le dedico el gesto. 

Luego llega mi turno. L. me devuelve a mi asiento y lo tumbamos todo lo posible. Me quedo, tan expuesta como antes, pero mostrando mi otro paisaje: mis tetas desnudas, el vestido enroscado en la cintura y mi coño empapado, al que L. empieza a dedicar toda su atención. 

De reojo veo varias caras pegadas a mi, sólo nos separa el cristal de la ventanilla. Por el movimiento diría que al menos uno de ellos se está masturbando... me pone mucho...

Nos estamos planteando si bajar un poco la ventanilla y dejar que alguno de ellos me acaricie cuando aparece un coche... de los que estaba en el otro lado... y detrás otro...

Se nos corta un poco el rollo,  me tapo, L. enciende un cigarro y nos quedamos sentados en la oscuridad. Alguno de los chicos se va, otro se aleja... de nuevo demasiada gente para estar cómodos. 

En la distancia me fijo más en los hombres que hasta hace un momento me observaban con deseo. Uno de ellos nos llama la atención, por edad, por cuerpo, por actitud... es,  como dice L., "de los que a mi me gustan". Ahora camina alejándose, y se mete en un coche que había aparcado a cierta distancia... ¡bien!

Nos ponemos en marcha, rodamos unos metros y le hacemos una seña con las luces... ¿nos habrá visto? 

No es un coche particular, sino uno de servicio público, uno con matrícula azul, vaya. 

Pasamos a su lado y seguimos circulando. No hemos recorrido ni 500 metros cuando L.  me dice "viene detrás... quieres que te folle?" Claro que quiero. 

Pero parecía prudente, ¿se va a poner a perseguirnos? Así, sin saber... ni donde vamos ni si queremos compañía... En todo esto voy yo pensando mientras L.  conduce. Noto que va pendiente del espejo, que cuando lo perdemos aminora la marcha hasta que vuelve a ser visible... vamos despacio, cualquiera de los dos podría perder al otro sin dificultad. Cruzamos un pueblo, una zona que parece un polígono, una urbanización... y después hay campo, mucho campo. Y un sendero. No pone que no se pueda pasar. L. frena, señaliza, y gira.

Avanza 100 metros y se para a un lado. El coche de la matrícula azul para bastante más atrás. 

L. me hace tumbarme y abrir mi chaquetón. Empieza a acariciarme, las tetas, el vientre, el sexo... utiliza dos dedos para abrirme el coño y me mete uno, luego los dos. Mientras sus manos exploran mi cuerpo, me cuenta... 

"se ha bajado del coche"
"lo ha cerrado"
"se acerca despacio"
"está junto al coche"
"mira"
"sonríe"
"¿abro la ventanilla?"
Zzzzzz... entra el aire en el coche, y al mismo tiempo suena un educado "Buenas noches" al que respondemos. 

Lo siguiente en entrar es un brazo, una mano que acaricia mi hombro, mi cuello, una teta, las dos... y a medida que avanza crece mi deseo, ese que ya asomaba un par de kilómetros antes, al mirar por el retrovisor. 

Luego la mano baja y me toca el coño, los labios, el clítoris, y comienza a masturbarme. Subo una pierna al salpicadero y me mete dos dedos. A un ritmo parecido a sus movimientos de dentro afuera, L. pellizca mis pezones y, tumbado sobre la palanca de cambios lame mis tetas. Me estoy poniendo como una moto pero me preocupa que la postura de mis acompañantes no sea muy cómoda así que propongo salir del coche. 

Abrimos la puerta de atrás, con las intención de sentarnos ahí, que hay más anchura. Pero el chico me susurra un "¿quieres que te coma el coño?" Y me pierdo... que si quiero... me muero de ganas. 

Así que me tumba en el asiento de atrás y él se agacha en la puerta abierta y se lanza entre mis piernas. L. nos mira junto al coche y se toca. Agarro la cabeza del chico uffff me encanta cómo me lo hace, pasando toda su lengua, mordisqueando, golpeando mi clítoris, mientras me agarra del culo para mantenerme bien pegada a su boca. Aunque hace frío, hace rato que no lo noto. Jadeo entre sus lametones, entre sus labios y su lengua que me penetra implacable. Siento que voy a correrme, me agarro con una mano al asiento delantero, con otra a su espalda... y me dejo ir entre sacudidas. ¡Qué bueno!

Se incorpora y sonríe "Ahora me toca comer a mi", le digo golosa. Y en un momento le tengo apoyado en la puerta del coche, con el pantalón abierto y una estupenda erección junto a mi boca. Un buen lametón de bienvenida, empezando por los huevos, y luego su polla se pierde entre mis labios. La chupo con ganas, dedicando atención a la punta, al tronco, deslizo mi boca a su alrededor, juego a rodearla con mi lengua, la apreso y la libero, y la siento crecer mmmm.... 

Llega un momento en que no es que quiera que me folle... ¡es que lo necesito! Así que se lo pido. Y creo que le gusta la idea. 

Mientras se pone el condón hablamos de cómo hacerlo. Salgo del coche, me giro y apoyo mis manos en el asiento de atrás, dejando el culo en pompa. Subo mi chaquetón hasta la cintura y... tachán!!! Se pone detrás de mi y me la mete casi del tirón, cuidando de que L. tenga visibilidad y no pierda detalle. 

Empieza a follarme. Me sujeta el culo. Luego sus embestidas se hacen más rápidas, más fuertes. Sus manos suben a mi cintura, recorren mis costados, mis tetas... entra y sale fácilmente de mí, una y otra vez. Mis gemidos se confunden con sus jadeos y entonces siento cómo estalla en mi interior mientras me abraza fuertemente.  Y después... uffff todo se afloja... mmmm

Se retira despacio, me giro. Charlamos unos minutos... y entonces volvemos a notar que ya va haciendo frío. Y está oscuro, bastante oscuro, en ese sendero en medio del campo donde nadie pensaría que acabamos de echar un polvazo así. 

Nos despedimos, vuelve a su coche de matrícula azul y volvemos a casa, ahora sin que nadie nos siga... que yo voy mirando el retrovisor!

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