Fantasía bicuriosa
Será porque hoy tengo poco trabajo. Será porque esta noche
he dormido mejor y me siento más fresca… o más caliente… no sé, al menos las
ideas me surgen con más lucidez. Y me puse a pensar, a maquinar, a fantasear, a
recordar.
¿Sabes ese chico que vino a casa hace poco? Sí, que hemos
quedado varias veces ya, que se define bicurioso y desde luego ha demostrado
que al menos algo curioso sí es… bueno pues últimamente he fantaseado en una
situación con él, los tres, probablemente en casa aunque lo de menos es el
sitio.
Recuerdo cuando sentados en el sofá te comimos la polla entre los dos, cómo pasaba de mi lengua a la suya, creciendo entre mis manos, entre mis labios. Recuerdo esa sensación de contraste entre besar su boca y mamar tu verga, compartir con él y verte disfrutar a ti mientras disfrutaba yo.
Cuando le pregunté “bicurioso ¿hasta qué punto?” fue
sincero. Reconoció que no lo sabía, que le tentaba la idea de probar pero no
sabía hasta dónde podría llegar, que quería dejarse llevar.
Y aquí es donde entra mi fantasía. La que penetra mi mente
cuando menos me lo espero. Cuando, como ahora, tengo un rato libre; cuando voy
en el metro; cuando me estoy duchando; cuando entro en twitter y me encuentro
ciertos videos; cuando follamos y te siento muy dentro de mí…
Mi fantasía es simple. Nada que no se haya hecho
anteriormente. Bueno, yo no lo he hecho. Igual es eso.
Porque imagino que de nuevo estamos los tres. De nuevo devora mi sexo, juega en mi coño con su lengua, mientras me sujeta por las nalgas, tumbada boca arriba. Yo podría tener las manos atadas, o agarrar su cabeza, acompañar sus movimientos, o no. Dejarme llevar por su exquisita manera de comerme.
Y entonces apareces tú por detrás y te acercas a él. Tanto que le rozas. Y él reacciona bien, hundiendo aún más su lengua en mi sexo. Y me miras pícaro. Sin palabras me propones otro juego que yo, por supuesto acepto.
Sin separarte apoyas una mano en su espalda. Él levanta ligeramente la cabeza y me mira. Sonrío. Me gustaría mucho que ocurriera, así, de forma natural, sin que ninguno de los tres se sienta obligado por complacer a nadie. Sólo porque nos apetece. Por bicuriosear.
Abre un poco sus piernas y tú metes una mano por debajo y alcanzas sus huevos. Gime. Noto en mi vulva el cambio en su respiración. Le acaricias sin que él deje de lamerme. Vuelves a pegarte a él, apretando tu polla contra su culo. Y entonces apoyas la punta. Y presionas. Él se contrae, pero no se quita. Está excitado. Y yo muy cachonda. Me encanta verlo, imaginar lo que va a ocurrir. Me mojo sólo de pensarlo. “Quiero que te lo folles” pienso. Y sólo de pensarlo noto cómo mi cuerpo reacciona, mis pezones erectos, mi sexo hinchado, mi piel caliente y tensa…
Empiezas a metérsela. Me sigue comiendo. Grito de placer. Sigues avanzando. Se estremece. Te veo por encima de su cabeza. Empiezas a moverte, a follarle, y tus embestidas me las transmite con la boca a mí.
Tus movimientos se hacen más intensos. Como sus gemidos. Abre
más la boca y chupa mi clítoris, mis labios, me penetra con la lengua. Sin duda
le gusta cómo le follas el culo. Su erección es ya considerable. Justo lo que
tú querías. Se la sacas y le indicas que se tumbe, tú también te vas tumbando
sobre él. Su lengua sube por mi ombligo, chupa mis tetas mientras va cambiando
de postura. Siento su peso, y el tuyo.
Pero antes de dejarse caer del todo, abre un poco más mis
piernas empujando con sus rodillas. Estoy lista para recibirle. Su polla avanza y me
penetra, despacio, mientras me besa el cuello, la boca. Y entonces tú vuelves a
hundir tu polla en su culo. Esta vez es más fácil. Un sonido gutural sale de su
garganta. Luego su boca apresa la mía y me folla mientras tú le follas. Ya no empuja despacio sino con fuerza, haciéndome rebotar. Cada
vez a más ritmo, cada vez con más ansia. En ese bicurioso sándwich. Le sujeto ahora yo por las nalgas
sintiendo duro sus embestidas, y al hacerlo tu cuerpo choca también con mis
manos. Pienso que se va a romper, o me vais a romper, pero no, en cada bote las
pollas entran y salen con ganas de entrar de nuevo. Y él me muerde la boca, me
hace suya casi con rabia.
Te veo asomar por encima de él una y otra vez mientras mi sexo palpita salvaje. Apoyas tus manos en las mías, como si fuese a mí a quien te estás tirando, indirectamente así es. Y no quiero que acabe. Quiero sentiros a los dos en ese ritmo tan excitante. Pero de pronto siento que su cuerpo se tensa, su polla me traspasa y sus brazos me aprisionan mientras su boca se abre en un alarido sordo junto a mi oreja y entonces le siento correrse dentro de mí y grito, casi aullo.
Tu cara se transforma y de pronto tú también te corres. Dentro de él, supongo, o tal vez ya fuera, me da igual… sólo de pensarlo mi coño deja de palpitar y estalla con un latigazo que me sube por la columna y alcanza todos los puntos de mi cuerpo, y de mi mente. Y me corro, me corro como una perra, porque me ha encantado que te lo folles encima de mí…
Te veo asomar por encima de él una y otra vez mientras mi sexo palpita salvaje. Apoyas tus manos en las mías, como si fuese a mí a quien te estás tirando, indirectamente así es. Y no quiero que acabe. Quiero sentiros a los dos en ese ritmo tan excitante. Pero de pronto siento que su cuerpo se tensa, su polla me traspasa y sus brazos me aprisionan mientras su boca se abre en un alarido sordo junto a mi oreja y entonces le siento correrse dentro de mí y grito, casi aullo.
Tu cara se transforma y de pronto tú también te corres. Dentro de él, supongo, o tal vez ya fuera, me da igual… sólo de pensarlo mi coño deja de palpitar y estalla con un latigazo que me sube por la columna y alcanza todos los puntos de mi cuerpo, y de mi mente. Y me corro, me corro como una perra, porque me ha encantado que te lo folles encima de mí…
Creo que mi jefe se va a mosquear. Seguro no entiende por
qué el balance de este mes me hace poner esta cara, morderme el labio, cruzar
las piernas… me voy al baño…
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