Cornudo consentido

Hoy he quedado. Con dos amigos. En un local. Sin ti. Tú me esperas en casa, como otras veces, pegado al teléfono en espera de mis mensajes, mis fotos, mi voz contándote cómo me han follado. Cómo me van a follar otra vez.

Llego pronto, en la barra hay un par de chicos de buen rollo. Pido una cerveza y la llave de una taquilla. Todo lo que necesito de momento. Le pego un par de tragos a la cerveza y… comienza el juego! Me dispongo a cambiarme de ropa, a vestirme de lo que soy: tu zorrita.

Cruzo el local para llegar a las taquillas y veo allí a una pareja, entregados a sus vicios, como debe ser. Lentamente me desnudo sin dejar de mirarles, disfrutando de mi lado voyeur. Con la misma calma me enfundo mi sexy vestido azul, mis medias de liga, los tacones. Casi lista. Voy al baño y me aseo, preparando mi cuerpo para lo que probablemente le aguarda. Me retoco los labios y click! Te mando la primera foto de la noche, la única que sé con seguridad que voy a poder enviarte porque depende solo de mi. Para el resto necesitaré colaboración, consentimiento y las circunstancias adecuadas en el local, que no siempre se dan.

Salgo y recupero mi cerveza, que vestida de puta aún me sabe mejor. Pico también alguna chuche. Y vuelvo al interior, junto a las taquillas, junto a la pareja. Me quedo mirando cómo la mujer le chupa la polla a su compañero. Me acerco un poco, luego más. Detrás de mí aparecen los dos chicos de la barra. Uno se queda a mi lado y me acaricia suavemente la espalda. Le dejo hacer. El otro nos rodea y se sitúa un poco más adelantado. Roza mi hombro con una mano.

Estoy disfrutando de la situación y seguramente lo notan porque ambos avanzan en sus aproximamientos. Las dos manos ya han abandonado zonas menos íntimas y acarician mi culo y mis tetas por encima del vestido. Después lo van retirando y cómo si se hubieran puesto de acuerdo dejan de acariciar mi ropa para acariciar mi piel. Me estremezco. Abro un poco las piernas y la mano de mi culo pasa a mi coño, los dedos se hunden en él con calma. Al mismo tiempo la otra mano, la que jugaba con mis pezones, deja paso a una boca que me devora con ansia. Y mis ojos fijos en la mamada de la pareja. Empiezo a notar lo mojado que está mi sexo.

De pronto recuerdo que he quedado. No quiero liarme demasiado, al menos antes de que lleguen mis amigos. Con un gesto me inclino hacia la pareja, con lo que quedo fuera del alcance de los dos chicos. Me acerco a la entrepierna masculina y por tanto a la boca femenina, que se ladea suavemente en un gesto inequívoco que indica su disposición a compartir el momento. No quiero liarme. No quiero liarme. Sólo un poquito. Saco la punta de la lengua y lamo su verga mientras entra y sale de la boca de su compañera. Ella la suelta y nos besamos, sin dejar que la polla se aleje de nuestras bocas. Luego ella sonríe y me invita. Acepto. Sólo un poquito. Me meto la polla en la boca y la recorro. La lamo. La saboreo. Unos minutos. Luego beso a la chica y me levanto. No quiero liarme.

Vuelvo a la barra. Casi en el mismo momento llega uno de mis amigos. Nos saludamos efusivamente, hace tiempo que no nos vemos. Va a besarme y de pronto se para, “perdona, acabo de fumar, sabré a tabaco”. Sonrío divertida y pienso en decirle “perdona, acabo de comer, sabré a polla” pero acepto y mientras va a por unos caramelos me escapo al baño y me enjuago la boca yo también. Hay tíos a los que les pone mucho una cosa así, a otros no, a este no lo sé.

Charlamos un rato cerveza en mano, recordando otros encuentros anteriores. Pronto asoman las ganas acumuladas y casi a la vez sugerimos ir dentro. Ya muy excitados nos damos el tiempo justo para dejar las bebidas en la mesita y arrancarnos la ropa, bueno yo a él porque mi vestido se transforma rápidamente en una especie de cinturón ancho alrededor de mi ombligo y no hace falta ni arrancármelo ni nada.

Y entonces se lanza sobre mi coño y me lo empieza a comer mientras sujeto en mis manos sus rizos, gimiendo de gusto. Me penetra con la lengua, haciéndome retorcer. Luego añade a su lengua un dedo. O dos. Y los mueve como pocos tíos saben, provocando esa conocida sensación de estar a punto de hacerme pis, sabiendo que no es eso lo que va a ocurrir. Precisamente con él aprendí lo que ocurría si en ese punto me dejaba llevar. Y me dejo. Noto el líquido empapar mis muslos, el colchón, y su boca, sobre todo su boca, mientras un espasmo me sacude y me hace gritar, dejándome exhausta.

Sus rizos emergen de entre mis piernas y su sonrisa me pregunta “¿qué tal?” sin palabra alguna. Sonrío yo también. Cojo mi cerveza y le pego un largo trago. Me toca. Le empujo delicadamente hasta que queda tumbado en la cama y me subo en sus piernas. ¡Tenía tantas ganas de que llegara este momento! Tomo su polla en mi mano y la acaricio, subiendo y bajando su piel varias veces, sintiendo cómo crece entre mis dedos. Y entonces abro la boca y deslizo por ella mis labios, comiéndomela entera. Entera. Dentro y fuera. Una vez y otra vez. Su tamaño aumenta hasta que se me hace difícil que entre por completo en mi boca. No importa. Todo tiene solución. Me acerco a su oreja y susurro un simple “fóllame”. Un minuto después estoy sentada sobre él, con su verga clavada en mi coño, de cuclillas, botando. Nuestras bocas se unen, nuestras lenguas se entrelazan, sus manos en mis tetas, las mías en sus hombros sujetándome con fuerza ante sus embestidas y mi propio movimiento.

Me pregunta si estoy cansada, me sujeta por el culo, ayudándome en mi vaivén, con su miembro entrando y saliendo de mí. Poco después me besa de nuevo y sugiere cambiar de postura. Me tumba boca arriba, se coloca encima y mmmm me penetra mientras besa mi cuello. Tras un par de movimientos me introduce también un dedo y repite el movimiento que tanto me gusta. Creo enloquecer. En ese momento veo al dueño del local, al que previamente le pedí que nos hiciera alguna foto para enviarte, que se asoma móvil en mano, esquivando a otra pareja que nos contempla visiblemente excitada. Les había visto pero no había pensado en ello. Y de pronto darme cuenta de que la otra pareja disfruta, de que estás a punto de recibir fotos mías follando, de cómo te vas a poner… se me junta todo con el polvazo que me están echando y… chof chof de nuevo me corro empapando la cama.

“No la saques”, le pido. Obedece. Y me sigue follando. La otra pareja se acerca, se sienta a nuestro lado. La chica me roza un pecho. Quieren juego. No problem. Pronto nos acariciamos los cuatro, ella azota el culo de mi amigo, que reacciona follándome aún más duro. Su chico me besa las tetas. Estiro mi mano y agarro su miembro. Gime. De pronto la reclama con urgencia y hace que se siente sobre él, manteniendo aún la mano de ella sobre el culo que rebota encima de mí. Y de pronto acaban entre gritos de placer. Es tan excitante sentir cómo alguien se corre justo a tu lado, piel contra piel, mientras tú… ufff… también te dejas ir…

Luego las risas, la charla esa tonta cómplice, ese momento que te hace sentir como si nadie en el mundo hubiera follado nunca y acabaras de descubrirlo. Las cervezas, el vestirse de nuevo pensando que en un rato de nuevo vas a desnudarte…. Y salir a la barra.

Esta vez voy derecha a por mi móvil. Me meto en el baño con él en la mano. Y rápidamente te cuento que me acaban de follar. Sé que hoy no estás teniendo mucha información. El local está más lleno que otras veces y eso dificulta hacer fotos, enviarlas, mandar audios… haremos lo que podamos y luego cuando llegue a casa…

Veo que mi otro amigo ha llegado. A él hace menos tiempo que le ví. Les presento y charlamos mientras tomamos una cerveza que los tres sabemos cómo acabará. Sigue llegando gente al local, pese a ser día laborable se está animando bastante. En un momento dado se empiezan a oír gemidos procedentes del cuarto oscuro. Seguimos hablando. Los gemidos aumentan. Y como movidos por un resorte decidimos entrar a investigar. A través del punto donde se unen las cortinas vemos que dentro hay una pareja y varios chicos alrededor de ella. Uno follándosela, el resto colaborando con sus manos y bocas mientras ella, entre gemido y gemido, come pollas, toca, acaricia, besa, lame… Me pongo como una moto y cuando mi amigo recién llegado se pone detrás de mí y aprieta su paquete contra mi culo me giro y le beso con ganas. Nos apartamos un poco y comenzamos a sobarnos por encima y por debajo de la ropa. Justo en el momento en que abro su bragueta y le saco la verga, aparece mi amigo Uno y se nos une. Me agacho entre los dos y allí mismo, en cuclillas, me dispongo a saciar mi apetito y comienzo a mamar las dos pollas, como queda demostrado en la fotografía que el dueño del local consigue sacarnos sin molestar a nadie más.

Y ya puestos, Dos también quiere comer así que nos desplazamos apenas un par de metros y nos subimos a una cama libre. Se tumba y me pide que me siente sobre su boca, lo que hago complaciente. Uno se pone de pie delante de mí de forma que su miembro queda exactamente a la altura de mi cara, lo que lógicamente aprovecho. Disfruto de nuevo de su sabor mientras mi empapado coño remoja la cara de Dos, que con las manos sujetando mis nalgas entra y sale de mi sexo. En un momento de descanso alza mi culo y me deja a cuatro patas, recordando una vez que le eché mi corrida a la cara. “¿Te gustaría repetir?”, pregunta Uno. “Por supuesto”, es la respuesta. Y sin más pérdida de tiempo mete la mano bajo mi coño, introduce sus dedos y se asegura de que mi orificio esté justo sobre la cara de Dos. En unos instantes se oye el característico sonido que anticipa lo que va a ocurrir y de nuevo me corro escandalosamente mojando la cara de Dos, su cuello, hombros y pecho mientras él grita satisfecho “sí, más, dame más”. Y yo, obedezco.

Entonces se levanta y cuando yo voy a hacer lo mismo me lo impide, sujetándome en mi postura a cuatro patas. Supongo que por ayudar, Uno me sujeta también, este por la cabeza, metiéndome la polla para que siga chupando. Y Dos, desde detrás, me agarra las caderas, me penetra del tirón y se pone a follarme mientras me pide que siga comiéndosela a Uno. Por su parte Uno anima a Dos a que me folle, “así, así, más, dale lo que quiere”… forman un buen equipo, eso está claro. Y lo demuestran cuando llega el momento del cambio, y la única que no camba soy yo, que de nuevo me encuentro con una polla en el coño y otra en la boca pero ahora a la inversa.

Dos me avisa que va a correrse, que dónde lo quiero. Y yo, ya sabes, me encanta guarrear con leche en las tetas así que eso es lo que le digo en cuanto me saca la polla de la boca. Y Uno pregunta si él también puede, a lo que no puedo negarme. Me sacan las pollas, se ponen uno a cada lado mío, yo tumbada boca arriba y ellos de rodillas. Y ya de paso, invitamos a un chico que ha participado como espectador de toda la escena sentado a nuestro lado en la cama sin entrometerse ni molestar. Le pido que se arrodille entre mis piernas y jugando con las tres pollas les pajeo, ayudándoles a acabar derramando toda su leche sobre mí.

Una hora después llego a casa. Aún vestida de zorra bajo mi abrigo, con mi ropa decente en la bolsa, las tetas manchadas, el coño empapado… Acabas de meterte en la cama. Me siento sobre ti y cojo tu polla que reacciona antes que el resto de tu cuerpo. Y mientras te susurro algunos detalles al oído y te prometo contártelo todo… eres el tercero en follarme esta noche.

Comentarios

Entradas populares de este blog

First Dogging

Verte con ella

Mi primer pub liberal