Desmontando tópicos

Ni guapo ni cachas ni superdotado. Ni yogurín ni madurito interesante. Ni cuerpo 10 ni cuidado ni depilado. Más bien entrado en años y en kilos es el tío que me ha hecho gozar como una perra.

No necesito que nadie venga a contarme que el morbo puede surgir en cualquier lado. De hecho ha sido eso precisamente lo que me ha llevado a tumbarme ahí en medio, a la vista de cualquiera, a masturbarme. Plenamente consciente de que podía aparecer alguien en algún momento a echarme una mano, y nunca mejor dicho.

Es lo primero que he sentido además de mis propias caricias, una mano ajena que trepaba por mi pierna despacio, pero decidida. Y tras no verse rechazada pronto se ha visto acompañada de otra mano y de una boca, que en perfecta coordinación han abierto mi sexo y me han penetrado con ansia. Mi propia mano entonces ha tenido que abandonar su juego solitario y ha optado por acompañar en sus embestidas a la cabeza que invadía mi entrepierna.

Andaba yo disfrutando de tan rica comida cuando L. ha emergido junto a mi cabeza, erecto, sin duda por la excitación de encontrarme así, en boca de un extraño. Y ¿qué podía hacer yo ante tal visión? Pues lógicamente abrir la boca y empezar a mamarle la verga.

No sé si por envidia, porque ya había saciado su apetito, o tal vez porque esperaba un desenlace inminente y no quería desperdiciarlo por ahí en el suelo o en un kleenex... el caso es que de pronto la boca ha abandonado mi vagina y en su lugar una polla ha aparecido junto a mi pecho y se ha derramado llenándome de leche al compás de mis gemidos. ¡Qué le voy a hacer! Que se me corran en las tetas es algo que me pone muy cachonda, incluso cuando tengo la boca llena.

El caso es que justo cuando empezaba a darme cuenta de que me había quedado con una calentura tremenda a la altura de las ingles y que iba a necesitar solucionarlo, no sé de donde ha aparecido otra cabeza, con su correspondiente boca, que se ha lanzado a devorarme como si no hubiera un mañana.

Al tercer lametazo ya me daba igual quien era o de donde había salido. ¡¡¡Diossss qué lengua!!! ¿Cómo podía moverse de esa manera??? Y el borde de los dientes, en un te muerdo sin morderte, golpeando mi clítoris hasta hacerme retorcer... Dos manos apretando mis nalgas, un dedo investigando mi culo... ¡pero cuántos estamos aquí!! Intento verlo, sin moverme mucho no vaya a ser que rompa el encanto... Solo veo una persona más aparte de L. y yo. Vale, una mano o el dedo puede ser de L. pero el resto... Uffff, esa lengua!! Me invade el calor, o el frío, o las dos cosas, el dedo en mi culo y la polla de L. en la boca, a punto de estallar. Y esa lengua, ya no sé si me golpea o soy yo la que palpito. Una mano me pellizca un pezón. Duro como una piedra. Los labios me succionan, la lengua me penetra... Y me dejo ir. Entre gritos, como debe ser.

Y entonces, cuando me recupero, es cuando le veo. Entrado en años y en kilos. Y más bien peludo es el hombre que acaba de hacerme gozar como una perra. Para que luego digan...

Comentarios

Entradas populares de este blog

First Dogging

Verte con ella

Mi primer pub liberal