Tarde de sueños

El siguiente relato no es mío. Me lo regaló un buen amigo. Me gustó mucho porque aunque me consta que piensa a menudo en mí, nadie me había dedicado un relato, así que le pedí permiso para publicarlo y le pareció bien. Aún no se lo he agradecido en persona, pero todo llegará. ¡Gracias!

                            
Eran sobre las seis de la tarde cuando entre en el local. En la puerta me recibió Susi, como siempre con una sonrisa y un pico. Me dio las chanclas y la toalla y  entré. Al principio no veía nada por la oscuridad, pero en pocos segundos mis ojos se acostumbraron y empecé a ver bien.

En la barra había cinco chicos solos. Le pregunte a Susi que había entrado a servirme la copa y me dijo que había una pareja dentro. Cogí mi copa y entré a la parte de los reservados del local, di una vuelta para ver el “ambiente”. Efectivamente, había una pareja, ella bastante gruesa dando vueltas por el local. No me intereso mucho y fui donde las taquillas a quitarme la ropa. Una vez desnudo pensé que como no había nada interesante por el local me iba a ir al jacuzzi grande  a remojarme un poco. ¡Buf! el agua estaba caliente, muy caliente.
Dejé el vaso en el borde del jacuzzi y me relajé dentro del agua. De vez en cuando oía el timbre del local sonar y cada vez que entraba alguien escuchaba desde allí voces masculinas, con lo que de momento no había más chicas en el local. Me quedé casi dormido en el agua hasta que la voz de una mujer me despertó. No podía ser otra, era M., tengo un muy mal recuerdo de ella, así que pasé de ella y salí del agua con la piel arrugada. Me puse la toalla y me di una vuelta por el local.
En ese momento vino a mi mente la conversación que había tenido la noche anterior con mi amiga Nina. Me había dicho que el día anterior habían estado aquí ella y su marido, mmmm, me la imaginaba en esa cama redonda que estaba ahora frente a mi… pero no, la cama estaba completamente vacía. Una sonrisa se dibujo en mi cara. Volví a la barra.

Acababa de entrar una mujer alta y fuerte, morena y bastante simpática por el modo de hablar con los chicos que estaban en la barra. Me acerqué, ella llevaba un vestido rojo como de china, no hacía más que decir que tenía mucho calor y claro, todos los chicos la animaban a que se desnudara… cosa que no tardo en hacer, ahí mismo, en la barra.
No tardó ni cinco minutos en entrar hacia los reservados con cinco o seis chicos que no hacían más que sobarla y besarla…. Yo me quedé un rato en la barra hablando con Susi y al ratito entré hacia la habitación grande que es donde se oían los gritos de la morena.

Entré en la habitación. A ella no se la veía, solo se veían cabezas y cuerpos de chicos en la cama, había por lo menos doce, me quedé observando y otra vez se me vino a la cabeza la imagen de mi amiga Nina, ¿habría estado allí mismo ayer? Mmmmm, seguro que sí… sabía que no debía pensar lo que estaba imaginando en mi cabeza,  pero me imaginaba con Nina en esa cama, controlando a todos los chicos que querían follársela, comiéndola la boca mientras se la follaba uno, dándola la vuelta para que otra la embistiera por detrás. Lo único que no dejaba a los chicos que la tocaran era su cara, su boca la quería solo para mí.

Oía los gritos de placer de la morena que estaba en la cama e imaginaba que eran los de Nina… Mmmmmm, mi polla estaba completamente dura y no por lo que estaba viendo (que no veía más que a tíos) sino por lo que estaba imaginando.
Salí de la habitación con un calentón tremendo, volví a la barra y pedí otra copa. Volví a entrar en la zona de reservados y, seguía sabiendo que no debería imaginar lo que estaba queriendo imaginar. Sabía que L. también debía estar presente en esa imaginación, pero... me metí en el confesionario, imaginé que Nina seguía conmigo, que habíamos salido de la cama grande para meternos allí los dos solos. Ella estaba exhausta de tanto follar, me decía que no podía más, pero cuanto más me decía que parara con esa voz, que imaginaba, de perversa, más seguía besándola por el cuello, por sus pechos, por su ombligo, hasta llegar a su entrepierna.

Me costó un poco que accediera a separar los muslos, pero una vez los separe y empecé a pasar mi lengua por su raja, mmmm, húmeda y caliente, no volvió a negarse y se dejó hacer todo lo que quise. La pasé la lengua por el clítoris, húmedo y excitado, estaba durito y de vez en cuando le daba un ligero mordisquito, suavecito que la hacía estremecerse. Mis manos mientras no dejaban de sobar sus pechos, acariciar sus pezones, estrujarlos con suavidad.
Mi polla estaba a punto de reventar, mientras soñaba despierto no dejaba de pajearme, notaba las gotitas de presemen en mi capullo, y solo la veía a ella, la sentía estremecerse con mi lengua en su coño, abierto para mi, hasta que me senté en el sofá y la pedí que se sentara encima de mí. Me miró a los ojos, puso esa mirada de niña mala, perversa y se clavó toda mi polla en su coño mientras no dejaba de mirarme a los ojos.
Sentía el calor de su coño en mi polla y el placer en su mirada. Yo la pedía que fuera despacio, pero ella no obedecía, parecía un caballo desbocado, se movía como una posesa, arriba y abajo, cada vez más fuerte, la estaba follando hasta el fondo de su coño, fuerte, duro… en realidad era ella la que se estaba follando sola… yo solo ponía allí la polla hasta que sentí que no iba a aguantar más, que iba a explotar.

Se lo quise decir, más despacio que…. Pero ella me tapó la boca con su lengua, me comió la boca sin dejar de follarse cada vez más fuerte y un fuerte chorro de leche caliente la inundo el coño, mmmmm. Yo estaba muerto y ella empezaba a aflojar su “cabalgada” pero sin dejar de comerme la boca…
“Despierta, que estás solo en el confesionario” pensé. Jejejeje. Es verdad, estaba solo pero me lo había pasado muy bien con…
Me fui a la ducha, me cambie de ropa y a la salida coincidí con la morena del vestido rojo de china. Al salir a la calle, ¡sorpresa! no era morena, era pelirroja. Y según me dijo no era de bote, era de nacimiento. Fuimos hasta la boca de metro juntos, me dijo que no me había visto en las camas. Le dije que otro día sería. Allí nos despedimos, ella iba en dirección contraria a la mía.

Comentarios

  1. Y dices que aun no le has dado las gracias a tu amigo por dedicarte este relata? .... Y a que estas esperando????
    Trueno.

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    Respuestas
    1. A que se alineen los astros... a que llegue... Dicen que lo que tiene que llegar, llega. Y que lo bueno tarda en llegar. Así es que un día ocurrirá. Llegará esa oportunidad y le agradeceré el relato. Y además saldaremos otras cuentas pendientes, seguro. Sólo espero que mientras tanto lo lea, sepa que me gustó tanto como para publicarlo y... siga conjurando a los hados para que podamos quedar y zanjar el asunto en condiciones... o dejar flecos pendientes, el destino dirá.

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