Ritmo en la pista de baile

L. y yo estamos en la pista oscura. Sus besos me estremecen, sus caricias me transportan. Ha bajado la parte superior de mi vestido y mis pechos se ofrecen a su boca. Su lengua pasa de mis labios a mi mejilla, de ahí al lóbulo de mi oreja, que sus dientes  mordisquean juguetones. El efecto no se hace esperar, un escalofrío de placer me recorre, mi piel se electriza y espera más.

A besos desciende por mi cuello hasta mis hombros. Su mano sujeta mi nuca enredándose en mi pelo. La misma mano que luego acaricia mi cara y se posa, suave en mis labios entreabiertos.

Mi respiración se agita, y con ella mi pecho, al que su boca ya alcanza. Casi sin rozarme, su boca recorre la escasa distancia que le queda hasta llegar a la areola de mi pezón, rozándola apenas con la punta de la lengua. Gimo. Y al hacerlo, su dedo posado en mis labios encuentra una leve apertura en la que adentrarse. Lo lamo golosa, recorro su longitud con mi lengua, lo masajeo con mis labios y lo succiono, lo chupo como si de un manjar se tratara, voluptuosamente.

En medio de ese placer, de esa sensación tan relajante, algo me trae de vuelta a la realidad. Hay alguien más en la oscuridad. Se mantiene al margen pero creo reconocer en él al chico al que ya hemos rechazado previamente. L. también interrumpe sus caricias. Hacemos ademán de salir, está siendo una noche extraña, de esas en que nada ocurre como parecía que iba a ocurrir.

Cuando iniciamos nuestro movimiento de salida, el chico sale de su rincón y roza mi mano. Susurra "disculpa, no quería cortaros el rollo, ya me voy". No, no es el mismo chico al que rechazamos. En absoluto. Es P., con quien hemos estado charlando amigablemente un buen rato antes. Nos ha presentado una amiga común, nos hemos echado unas risas, he sentido su mirada hipnotizada en mi escote, he deseado que diera un paso más... L. lo ha notado, me ha mirado sonriente mientras me preguntaba, ¡qué digo preguntaba... afirmaba! "Te gusta..."... Luego le hemos perdido la pista, a él, a nuestra amiga y a otra pareja... No sé si habrían salido a fumar, o estarían divirtiéndose por alguna otra habitación, a saber... Ahora está aquí, a milímetros de mi oreja, diciéndome que si molesta se va... Molestar...

Su respiración es cálida, su voz ronca y profunda. Me desea. Lo sé. Y yo a él. Creo que lo sabe. Aún mantiene mi mano agarrada. Es como si su voz me pidiera irse y su mano rogara quedarse. Giro la cabeza, busco su boca con la mía, le beso, le devoro ansiosa, le saboreo, su lengua se entrelaza con la mía. Nuestros cuerpos se acercan, no sé cuándo L. me ha soltado. Sigue a mi lado y acaricia mi espalda, encontrando por el camino nuestras manos, que aún no se han soltado. La erección de P. se clava con fuerza en mi cadera. El cuerpo de L. se aprieta al mío por detrás. De nuevo baja mi vestido hasta la cintura. P. se lanza sobre mis pechos. El placer me lleva a echar la cabeza atrás, hasta apoyarla en el hombro de L., que me recibe con un millón de besos en el cuello, la cara y la boca. Sujeto su cabeza con una mano por encima de la mía. No quiero que se aparte de mí. Con la otra mano acaricio los cabellos de P., aún sumergido entre mis tetas.

Los besos de L. bajan por mi espalda lentamente, hasta mi culo, aún protegido por mi vestido, hasta ese momento. Me ha quedado una mano libre y la utilizo para explorar bajo el pantalón de P. Abro su bragueta, introduzco mis dedos y compruebo satisfecha que, tal como comentó anteriormente en tono jocoso, no lleva ropa interior. Su voz de nuevo susurra sugerente "te lo dije" antes de volver a comerme la boca.

Ahora es mi otra mano la que se mueve libremente y el destino elegido es parecido. La bragueta de L. Volvemos a estar como antes, de pie, yo en medio, ahora con una polla en cada mano, y ellos dos repartiendo caricias, besos y lametones por toda mi anatomía.

L. me saca el vestido por encima de la cabeza. Al hacerlo me empuja con suavidad hacia el rincón donde está el taburete. Me apoyo en él y P. se sitúa entre mis piernas, se inclina y comienza a besar mi sexo, recorriéndolo con la punta de su lengua. Mi clitoris palpita, esperando más. Sus dedos abren mis labios y su lengua me penetra, despacio. L. a mi lado me besa, sus manos masajean mis tetas. Mi placer se intensifica, deseo que me follen ¡ya! Primero uno y luego el otro... ¡ya!

Me incorporo y se lo digo, primero a L. y luego a P. que sin vacilar un instante busca en sus bolsillos. Mientras él se pone el condón, L. me gira apoyando mis manos en el taburete. Me toma la nuca y me fuerza a inclinarme... no, forzar no es la palabra... opongo cierta resistencia porque nos gusta ese juego. Si realmente quisiera me soltaría con facilidad y lo sé, L. también pero le gusta someterme. Acompaña con su mano los movimientos de mi cabeza arriba y abajo, devorando su polla. Su otra mano va a mis muslos y los separa, dejándome totalmente indefensa y expuesta ante P.

Poniéndome cada mano en una teta, se arrima a mí. Siento su pelvis pegada a mi sexo, su polla dura y firme se aplasta contra mí. Su pecho en mi espalda, su respiración eriza los pelos de mi nuca... Cuando su boca inicia el descenso a besos por mi columna vertebral siento el impulso de gemir pero la voz sale entrecortada de mi garganta, invadida por el miembro de L., para deleite de ambos.

La lengua de P. finaliza su recorrido en la rajita de mi culo. Para ello se ha ido separando de mi cuerpo, salvo sus manos, que sujetan dulce pero firmemente mis nalgas. Al intentar volver a acercarse a mí, su erección se lo impide... solo unos segundos... coloca sus pies junto a los míos, inmovilizándolos, y me penetra, en un solo movimiento. Vuelvo a tener su pelvis pegada a mi cuerpo pero esta vez él está dentro de mí. Retrocede unos centímetros y... de nuevo me embiste. Y al hacerlo, la polla de L. me penetra hasta la garganta impidiéndome de nuevo gemir.

Estoy disfrutando como una guarra, en la oscuridad con esas dos pollas para mí... P. sigue follándome sin prisas, variando la posición de sus manos a mis caderas, luego a mis hombros, a mis tetas... Me tiene a su merced... De pronto necesito cambiar de postura, no me encuentro cómoda en esta. Me retiro un poco y ambos chicos, más pendientes de mí de lo que podría parecer a un observador profano, se apartan unos centímetros y esperan, respetuosos. Me giro hasta apoyarme en el taburete y L. me ayuda a sentarme. A regañadientes le digo "pero así tú no..." cierra mis labios con los suyos, me besa entrelazando con su lengua la mía y sonríe mientras su voz susurra "disfruto viéndote disfrutar... yo luego". Coloca mis brazos alrededor del cuello de P. que esperaba pacientemente y él se pone a mi lado. P. da dos pasos hacia mí y queda entre mis piernas. Tomo su miembro, aún en erección, y lo guío hacia mi interior. Aún con los brazos rodeando su cuello le atraigo hacia mi y le atrapo también con las piernas. Me gusta sentirle ahí, no quiero que se me escape. Aunque tampoco me ha parecido que tuviera intención de huir, la verdad, pero por si acaso.

Me besa el cuello, las orejas, siento su polla crecer dentro de mí, palpitar... Sus fuertes manos me elevan ligeramente cogiéndome por las nalgas para, al bajar, clavar más aún su miembro. El ritmo de sus embestidas aumenta. Sus jadeos junto a mi oreja me enloquecen. A medida que sus movimientos se hacen más rápidos, comienza a destacar el sonido del taburete contra la pared, rítmico, frenético, casi salvaje. Sus manos bajan a mis pechos y los masajean vigorosamente, el respaldo choca contra la pared, una y otra vez... sus besos ya no son suaves sino apasionados, siento sus dientes en mi cuello, las patas de la silla suben y bajan con sus embestidas...

Mi mano busca. Y pronto encuentra. La polla de L. tan hinchada como si él mismo me estuviera follando, su mano me acaricia tranquilizadora, él también está disfrutando... la silla sigue golpeando furiosa la pared... las manos de P. se clavan en mi espalda y un gemido ahogado escapa de su garganta. Su cuerpo se clava aún más si cabe en el mío y la explosión de su orgasmo  a la vez que L. aprieta mi mano contra su sexo provoca una sacudida en mí cuya onda expansiva alcanza mi cerebro y me inunda de placer. La polla de P. todavía late dentro de mi cuando mis contracciones la aprisionan y P. vuelve a gemir, abrazándome, disfrutando al parecer de esos últimos espasmos de mi vagina, tan ajenos a mi voluntad.

Cuando por fin paro nos miramos, me sonríe, me besa, le sonrío, le beso, miro a L. y, sacando el miembro exhausto de P. de entre mis piernas, le digo a L. "ven para acá, que me gustaba el sonido de la silla y se ha parado...".

Comentarios

  1. Mmmmmm, que estaria yo haciendo en ese momento para no estar en esa sala oscura???. Grrrr.
    Como me he puesto leyendote .... siempre acabas excitandome, aunque para eso te leo, jeje.

    te mando un beso, aunque no pueda ser como los que describes en tu relato, Mmmmmmmmmmuuuuuaaaak.

    Trueno.

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    1. Pues en ese momento supongo que estarías... disfrutando de la vida de otra manera en otro lugar ;-)
      Me alegro de que sigas leyéndome, y excitándote
      Besosss

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  2. leyendo tus relatos compruebo que no podías haber elegido mejor título para tu blog. Haces que a uno se le pongan los dientes largos (y lo que no son los dientes).

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    1. Intentamos hacer honor al título, sí. No siempre es divertida pero casi siempre...
      ¡Cuidado con los cambios de tamaño! (no vayas a arañar el parquét, jajaja)

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  3. que alegria volver de vacaciones y encontrarse un relato tan morboso y sensual como este, muchas gracias por compartir tus vivencias, y ponernos tan cardiacos como nos pones bsssssss bombon

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    1. Celebro haber contribuído un poquito a que la vuelta de vacaciones sea menos dura... o más dura... o... en fin, celebro que te haya gustado el relato ;-)
      Ojito con ese corazón, ¡cuídate!

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  4. Amiguita gracias por estos relatos tan fantasticos que nos regalas, que nos ponen uhhhfffff....Este es maravilloso, ojala hubiera sido yo el P.... A ver si nos vemos antes de marchar en Salamanca y disfrutamos de esta bella ciudad. Un besito grandisimo cielo.

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    1. Bueno, esta vez fue P., otra... ¿quién sabe?
      Besos, charros, hablamos antes de iros. Muacksssss!!

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