Condicionamiento musical

La entrada de hoy es un poco... diferente. Porque no está basada en hechos reales, como todas las anteriores. Es un relato. Lo escribí hace poco para un concurso y, aunque algunos detalles sí son reales el resto es pura ficción. Había que probar, jeje. Y para ser mi primer relato inventado... ¡quedé tercera! Y eso que el resto de participantes eran buenísimos. Igual voy a tener que seguir... Allá va:


Otra vez esa canción. Otra vez esa sensación. Pero ¿por qué? Soy incapaz de entenderlo. Lo que sí recuerdo claramente es cómo empezó todo. Fue anoche, en el cumple de Lorena, lo celebró en una discoteca espantosa. Estaba deseando irme cuando apareció aquel tío tan guapo, charlamos, nos reímos, una cosa llevó a otra y… acabamos en el baño. Acababa de correrse en mi boca cuando, sonriendo, me susurró al oído "Me ha encantado, nunca me habían comido la polla al ritmo de Rihanna. A partir de ahora esta canción me va a sonar distinta". Me reí, ¡qué tontería! Ni siquiera sabía de quién era esa canción, no me gusta Rihanna.

Casi lo había olvidado, o al menos no había vuelto a pensar en ello hasta que esta mañana estaba trabajando con la música puesta, como siempre que puedo, me ayuda a concentrarme. Empecé a sentir calor, y un cosquilleo familiar, notaba mi piel más sensible... era como si... como si me estuviera... ¡qué narices! ¡Me estaba excitando! ¿Por qué? Mmmm… ¿y por qué no? Metí una mano por debajo de la blusa con disimulo y me acaricié el pecho. Mi pezón reaccionó inmediatamente y se endureció al contacto con la yema de mis dedos. Sentí cómo mi respiración se agitaba. Sabía que no era el sitio más adecuado pero tuve la imperiosa necesidad de masturbarme. No lo pensé dos veces. Me levanté de mi sitio y me fui al baño.

Cerré la puerta y me senté sobre el inodoro. Me levanté la falda y metí la mano bajo el tanga. Recorrí mi húmedo sexo con los dedos. Apenas podía creérmelo, estaba mojada. Dos de mis dedos separaron con destreza mis labios mientras un tercero comenzaba a masajear en círculos mi botoncito, duro como una piedra. Me lo metí un par de veces antes de seguir estimulando mi clítoris... Ufff, sabía que no iba a durar nada. Sin dejar de masturbarme acaricié mis tetas... Intentaba controlar mis jadeos, por suerte justo en la puerta del baño está uno de los altavoces y seguro que la música amortiguaría el sonido de mi respiración, que seguro que se oía al otro lado de la puerta. La música. En ese momento reconocí la canción que me había puesto tan cachonda. Fugazmente unas imágenes cruzaron mi mente, un baño, el chico, su polla, mi boca… sentí que el calor me invadía, mis músculos se tensaron y un escalofrío recorrió mi columna vertebral, sacudiendo todo mi cuerpo. Cuando caí de nuevo, desmadejada, oí al locutor por el altavoz, declarándose ferviente admirador de Rihanna, "cuyo éxito acabamos de disfrutar".

Casualidad, por supuesto. Claro que no solía excitarme en el trabajo pero bueno, ese día había ocurrido. No pensaba darle más vueltas. Me recompuse lo mejor que pude y volví a mi sitio, consciente por primera vez de que cualquiera podía haberme pillado. ¡Qué descontrol tan impropio de mí! Menos mal que solo me quedaba media hora. Luego había quedado con Lorena para ir de compras. Media hora pasaría rápido.

Lorena llegó tarde, para no variar. Y no venía sola, la acompañaba su hermano, quien ya me había tirado los tejos en más de una ocasión. Seguro que por eso se había unido, para aligerar las compras, ir a tomar algo y ¿quién sabe? Aunque era muy simpático, y bastante atractivo, nunca nos habíamos enrollado, se me hacía raro, nos conocíamos los tres desde niños y me costaba verle como algo distinto de un buen amigo. No, definitivamente, no.

Elegí un par de vestidos y me metí al probador. Me estaba desnudando cuando oí el móvil de Lorena y cómo ella se quejaba de la mala cobertura y se alejaba. Y entonces ocurrió otra vez. En el hilo musical de la tienda empezaron a sonar unos acordes conocidos. Sin duda, Rihanna. Al mismo tiempo, acudieron a mi mente las imágenes de lo que había ocurrido tan solo un rato antes en el aseo de la oficina. Mis manos instintivamente comenzaron a recorrer mi cuerpo, sentía el corazón latiéndome con fuerza, el calor, la excitación. Pensé en Lorena, le pediría ayuda, tenía que salir del probador, ¡ya! Abrí la puerta y me encontró con la divertida mirada de Ángel. Actué por impulso, me lancé a su cuello y le arrastré hacia dentro.

Él no opuso ninguna resistencia. Su boca me buscó con avidez, devorando la mía. Le subí la camiseta y mordisqueé sus pezones mientras él me desabrochaba el sujetador. Agarró mis tetas y metió su cabeza entre ellas, lamiéndome con ansia al tiempo que su muslo abría mis piernas. Me subió las manos por encima de la cabeza y me acorraló contra el espejo mientras me comía la boca. Bajó luego por mi cuello a besos y lametones. Su lengua acarició mis pezones y cuando se metió una teta en la boca creí derretirme de gusto. Entonces me giró. Mis tetas se aplastaron contra el espejo, su polla se clavó erecta en mi nalga. Oí su cremallera, rassss y a continuación su respiración jadeando junto a mi oreja al penetrarme. Me folló con ganas, las que había acumulado en tanto tiempo.  Sus embestidas casi me empotraban en el espejo, su boca mordía el lóbulo de mi oreja, y Rihanna de fondo… Como si hubiese un motivo para ello, los dos acabaron casi al mismo tiempo. Con los últimos acordes sentí el estallido de su polla dentro de mí, su leche me inundó y bajó deslizándose por mis piernas. En mi cabeza en ese momento solo rondaban dos preguntas “¿qué he hecho? Y ¿cómo se lo explico yo a Lorena?”

Me limpié las piernas y el coño, con la mirada de Ángel clavada aún en mis tetas. Me llevé un dedo a los labios, en un gesto amenazante de silencio y le espeté “esto no ha ocurrido nunca, ¿está claro?”. Sonrió divertido y asintió. Recogí los vestidos y salí apresuradamente del probador rezando para que Lorena aún no hubiera vuelto. Llegaba en ese momento y me miró sorprendida, luego miró a su hermano, más sorprendida aún. Pero afortunadamente algo debió decirle que mejor no preguntaba, no sé si sería la mirada de Ángel, aún medio en éxtasis, mis pelos revueltos… Salimos de la tienda y pedí ir a tomar algo… en una terracita, sin hilo musical.

Una vez sentados, Lorena nos interrogó con la mirada “¿se puede pasar qué ha pasado ahí dentro?” preguntó acusadora. Lorena es mi amiga, mi compañera de piso, mi hermana, mi madre, mi compañera de juergas, mi paño de lágrimas… no podía engañarla, acabaría por descubrirlo. Así que decidí ser sincera y con la sutileza que me caracteriza, pegué un trago a mi cerveza y le dije “bueno, acabo de tirarme a tu hermano”. Me miró. Le miró. El silencio se podía cortar con un cuchillo. “Verás, te voy a explicar…” y les conté lo que me estaba pasando, lo de su cumpleaños, lo del chico del baño, lo de mi oficina, lo de su hermano… Con los ojos como platos me dijo “No pasa nada, si te gusta mi hermano, no tienes que inventarte historias para tirártelo…” Pero ¿es que no lo entendía? ¿Tan difícil era? Pues sí, lo era, ni yo lo entendía.

Enfadada le expliqué que no era una historia, que no sabía qué pasaba pero que cada vez que oía esa maldita canción de Rihanna me ponía muy cachonda, hasta el punto de que perdía el control de mis actos, anulaba mi voluntad y ya solo podía pensar en follar, follar, follar.  Sus caras eran un poema, como debía serlo la mía. Acabamos la cerveza y dije que me iba, que estaba cansada. Fuimos juntos al metro y nos despedimos de Ángel. Al menos no bromeó, se lo agradecí.

El metro estaba abarrotado, todo Madrid parecía estar en nuestro andén. Encima hoy había partido y cientos de hinchas invadían los vagones hasta el punto de que cuando llegó el tren estuvimos dudando si subir o esperar al siguiente, pero al final pensamos que la situación no cambiaría en un buen rato así que entramos las dos, entre empujones.  Y teníamos por lo menos para siete u ocho estaciones, como sardinas en lata.

Junto a nosotros subieron un grupo de hinchas con sus bufandas, camisetas, banderas y caras de felicidad. Lorena me arrastró hasta la puerta del vagón donde había un poco más de hueco.  Un chico jovencito nos hizo hueco. Al menos ahí se respiraba. Nos pusimos a hablar, el chico nos miraba, a saber lo que estaría pensando… sería alguno de esos salidorros que aprovecha el metro para dar rienda suelta a sus fantasías, seguro. Primera parada y aún entró más gente. Nos apretujamos como pudimos y quedé pegada al chico, muy muy cerca, casi podía oír la música que sonaba en sus auriculares… No, la música, demasiado tarde. Cuando quise girarme y escapar ya me había atrapado. Pese a los hinchas, pese al traqueteo del metro, pese a la gente que hablaba, podía oír claramente lo que el chico escuchaba. ¿Pero es que la gente no sabe lo malo que es escuchar la música a ese volumen a través de los auriculares? Incluso Lorena la oía, lo supe cuando se me quedó mirando fijamente, sin parpadear, y sus labios esbozaron una sola palabra “Rihanna”.

Bajé la mano derecha hasta su bragueta y palpé su paquete. Me miró con una sonrisa. Por supuesto no me detuvo. Me dejó hacer. Bajé su cremallera y busqué la cintura de sus bóxer, introduje la mano hasta agarrar su polla que respondió en breves instantes. Segunda parada. No cabía ni un alfiler en el vagón y aún así tres futboleros más consiguieron entrar. Ya no estaba cerca del chico de los auriculares, mis tetas estaban completamente pegadas a su pecho, su mano bajó por mi cuerpo y levantó mi falda. El tren se puso de nuevo en marcha. Antes de llegar a la tercera parada me había metido un dedo en el coño. Entre la tercera y la cuarta nuestros movimientos se hicieron más intensos, más rápidos. Sentí las manos de Lorena, que nos miraba atónita, en mi cintura y sin poder hacer nada por evitarlo, me corrí entre los brazos de mi amiga mientras aquel chico me hacía un dedo. Él tampoco aguantó más. Sentí una humedad en mi mano, un disparo que alcanzó mi pierna. La megafonía anunció la siguiente estación. La del estadio de fútbol.

De repente el vagón se quedó casi vacío. Me pegué a la puerta y saqué un kleenex para limpiarme la pierna. No me di ni cuenta de que el chico también se había bajado. Lorena aún a mi lado me sostenía. Bueno, al menos ahora me creía ¿no?

Diez minutos más tarde llegamos a nuestra parada. Por fin en casa. Lorena no había vuelto a decir ni una palabra. No sabía si era enfado, estupor o qué, pero algo le pasaba, era evidente. Cuando entramos en casa me sonrió y volví a ver a mi amiga de siempre, a mi compañera de piso, de juergas, a mi hermana, a mi madre… “anda, vete a la ducha que falta te hace, preparo algo para picar… ¡vaya día!” me dijo dirigiéndose hacia la cocina.

Entré al baño, sí, necesitaba esa ducha más que nada en este mundo. Parece que haga una eternidad y el agua ha empezado a resbalar sobre mi cuerpo hace tan solo un par de minutos. Y aquí estoy, dándole vueltas a todo lo que ha pasado. Recuerdo el baño de mi oficina, a Ángel en el probador. Termino de enjabonarme. Pienso en el chico de los auriculares en el metro. Tengo que buscar un buen psiquiatra, esto no es normal. Tal vez mañana cuando me despierte esto haya acabado. Si, esto debe ser un sueño raro con la resaca del cumple. Salgo de la ducha y me enrosco la toalla. Me sentiré mejor cuando coma algo y duerma, seguro.

Al acercarme al salón, oigo música… nooooo. Otra vez esa canción, esa sensación. Pero ¿por qué? Soy incapaz de entenderlo. Me detengo ante la puerta. De nuevo pasa ante mis ojos todo lo ocurrido desde anoche… No pasa nada,  estoy en casa, aquí no hay peligro. Mañana lo solucionaré todo. Entro en el salón respirando hondo. Rihanna invade el salón desde los altavoces, nubla mis sentidos y solo puedo ver a Lorena, tumbada desnuda en el sofá, que me espera con una sonrisa pícara en los labios.

Comentarios

  1. Mmmmmmm, Nina, inventado o no es un relato super excitante. Segun lo hiba leyedo me hiba excitando mas y mas .... y de repente me veo en el metro, abarrotado .... pero no, no era yo, grrrrrrr.
    Un beso muy fuerte ... y ese jurado no entiende de relatos, deberian haberte dado el primer premio.
    Mmmmmmmmmmmmuuuuuuuuuuuuaaaaaaakkkkkkkk

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    1. ¡Muchas gracias! De verdad que los otros relatos eran fantásticos, ¡doy fe! Pero me alegro de que te haya gustado.
      Nos vemos en el metro ;-)

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  2. Magnifico relato, lo tiene todo bien relatado, situaciones muy morbosas.... por cierto nos podias decir en que concurso participarte.Gracias.
    Bueno ya estoy esperando abido el siguiente relato,sea real o no, los dos me ponen a cien Gracias

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    1. Gracias, carpanta. Era el concurso de un foro.
      El próximo relato creo que sí, que va a ser real, porque ya tengo material... ;-)
      Gracias a ti, por leerme y comentar.

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  3. hoy e estado en el metro .... con un Mp3 con musica de rihanna a todo volumen ....

    Un beso.
    Trueno.

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    1. Cachissss!!!! Y yo sin coger hoy el metro... Ainsss si es que no saben promocionar en condiciones el transporte público!!! Besos, Trueno... sigue intentándolo ;-)

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