Fantasías con supervisión

Andaba yo estos días así como una adolescente. Vamos, con las hormonas revueltas, la piel sensible, la respiración agitada, la temperatura corporal elevada... debe ser la primavera, o el tiempo que hace que no follo, ¡que vaya mesecito hemos llevado! En fin, más que como una adolescente, andaba yo como el pico de una mesa.

Sin darme cuenta me encontré a mí misma jugando por el camino a aquella tontería que hacíamos en la puerta del instituto cuando nos apostábamos a observar a los chicos que salían de clase y, entre las risas, sólo se oían los "síes" y "noes" con los que los clasificábamos, en función de si nos los tiraríamos o no. Solo que ahora, aquí andando por la Castellana, las posibilidades se multiplicaban: "el señor del bastón, no" "el otro, el de las gafas, sí" "el jovencito repeinado no" "la morenita sí" "y de estos dos que vienen por aquí... ufff sí, sí, sí" y así, con ese espíritu llegué ayer al trabajo.

Martes. Me tocaba mañana en sala. Sabía que él iba a estar también allí. Está todos los martes. Lo que no sabía es que iba a estar de supervisor. Como tampoco sabía que iba a entrar esa llamada. Una de esas que, según el protocolo un agente de mi rango debe atender bajo supervisión. Según descolgué me di cuenta y le miré. No me hizo falta ni hacerle la señal. Acercó su silla a la mía y se sentó a pocos centímetros de mi.

Seguí al teléfono, lo más atenta que podía. Sentía su respiración pegada a mí, su olor, mientras yo trataba de mantener la concentración. Su voz me susurraba indicaciones que yo escuchaba sin hacer caso a las imágenes que, involuntariamente, acudían a mi cabeza y en las que me veía girándome y besando sus labios, enroscando mis piernas alrededor de las suyas, vaciando la mesa de un manotazo para que me follara allí mismo... Entonces su mano rozó la mía, devolviéndome a la realidad. ¿Estaría pensando lo mismo que yo? No. Imposible. Él no debe ser tan guarro…

Los minutos seguían pasando. “Bien, Nina, lo estás haciendo muy bien, no se ha dado cuenta de nada” me repetía a mi misma para mantener el autocontrol. Y entonces me giré porque no había entendido bien algo que me había dicho, y me encontré sus ojos clavados en mi, concretamente en mi escote.

Me vino a la memoria el día que nos conocimos, no hace mucho, apenas unos meses. Yo aún estaba en periodo de formación y él entró a mi departamento para decirle algo a la jefa, que consideró que nos vendría bien a todos así que nos pidió que escuchásemos. Pensé “demonios, qué bueno está este tío, qué ojos… qué cuerpo, qué…” Cuando quise darme cuenta mis ojos ya estaban clavados en su paquete. Eso no me hubiera parecido mal si no fuera porque al levantar la mirada otros ojos, los suyos, estaban clavados en mi, con expresión divertida… ¡pillada! parecía decir. Y lo malo tampoco fue eso, una está acostumbrada a que la pillen mirando paquetes ajenos. Pero quizás él no está tan acostumbrado y creo que se puso nervioso. A partir de ahí su explicación empezó a sonar… incoherente. Estuve a punto de levantarme a pedirle perdón pero decidí que eso solo empeoraría las cosas. Retiré la mirada y él siguió con su charla.

Ese mismo día, cuando ya se iba, nos cruzamos por el pasillo y me sonrió. Tampoco me pareció buen momento para pararle y decirle “Hola, soy Nina, bonito paquete”. Me limité a sonreírle y él me correspondió. Uff, esa boca... absolutamente sensual, mmmm... mirando esa sonrisa decidí que quería saborear esa boca, sentirla recorrer todo mi cuerpo, besar mis labios... chupar mis pezones...

Unas semanas después acabé mi formación y la casualidad quiso que coincidiéramos en uno de los proyectos. Menos mal, ya que he tenido que coger este trabajo por culpa de la maldita crisis, al menos ahora tengo una motivación más para ir… sobre todo los martes. Es el día que coincidimos en la sala y siempre es tan atento, tan simpático, tan agradable, tan sensual… bueno, eso último supongo que no se lo propone, el resto tal vez sí. En fin, que ahora estaba aquí, a un palmo de mi, susurrándome cosas al oído y mirándome las tetas. Si lo sacamos de contexto suena muy bien.

Me pidió que mantuviera la llamada, tenía que consultar algo en otro departamento. Le obedecí, ¿cómo no? Le obedecería en tantas cosas… Mi imaginación se disparó de nuevo… obedecer… le vi en la mazmorra, con L. y conmigo, jugando a “Amo, verdugo y esclava”. Imaginé su boca explorando mis zonas más ocultas… esa boca que me llama tan poderosamente la atención, besándome, lamiéndome. Sus manos acariciando mi cuerpo… mis piernas, mi espalda, mis hombros… Un momento, eso era real, acababa de apoyar una mano en mi hombro. No me había dado cuenta de que había vuelto, estaba de pie a mi lado y su mano se posaba sobre mi hombro con dulzura.

Por un momento pensé en posar sobre ella mis labios, me giré lentamente y… mi boca quedó a la altura de su cintura, más bien de su pelvis, de su miembro… “Pídele un momento” me dijo refiriéndose a mi interlocutor telefónico. ¿Uno? Y cien si quieres, claro, ¿vamos al baño? Ay no, no podía decirle eso, ufff, qué calor empezaba a hacer en esa maldita sala. Podía quitarse los pantalones, ya que estamos en esta postura… En cuanto cuelgue la llamada tengo que ir al baño… uff, ahora que me doy cuenta, tengo el tanga mojado… y seguro que los pezones se me marcan a través de la camiseta… se me endurecen en cuanto me excito un poco y estoy… en fin, estoy… ¡madre del amor hermoso! Pero cómo he podido excitarme tanto mientras atendía una llamada tan importante, va a ser que valgo para este trabajo y todo…

Y ahora, ¿por qué no se calla y me besa? ¿Por qué no se baja el pantalón para mostrarme lo que lleva en su paquete? O ¿por qué no me arranca la ropa y me mira de cerca esas tetas que tanto le han llamado la atención? ¿Por qué…? Y este último me salió en voz alta… De nuevo me miró divertido, debe pensar que estoy loca. Por suerte creyó que le preguntaba por lo que me estaba diciendo y decidió explicármelo. Me dio las indicaciones oportunas. Como pude, y que conste que aún no sé muy bien cómo pude, resolví la llamada. Al colgar el teléfono, su culo estaba apoyado en mi mesa. Con los brazos cruzados me miraba sonriente. Y eso que no se imaginaba lo que acababa de pasar dentro de mi cabeza.

“Enhorabuena” me dijo “lo has llevado muy bien. Creo que a partir de ahora no necesitas más supervisión, te veo muy suelta” Ayyy si tú supieras…

Comentarios

  1. Ya estaba preocupado e impaciente por leer otro de tus relatos, este ha sido muy morboso y me encanta la voz en off que pones, si todo dijésemos lo que pensamos yo creo que nos llevaríamos gratas sorpresa y también algún bofetón jaja, Bueno reitero mil gracias por hacernos la vida más grata y divertida y ya estoy impaciente del próximo relato

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  2. Nooo, preocupado no. Yo soy lenta, pero segura. A veces no hay nada que contar, a veces no hay nada digno de ser contado... pero antes o después aparezco :-) Y sí, hay que tener cuidado con que los pensamientos alcancen la boca... a veces ;-) Gracias por pasarte por el blog otra vez.

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  3. Me ha encantado.... has mantenido la tensión... hasta el final.... felicidades

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  4. Gracias por pasarte por el blog, y por tu comentario... La tensión se mantendrá, que pronto es martes otra vez :-P
    Bss.

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  5. Nina cada vez que te leo me pareces mas maravillosa, bonito relato. Besitos amiga y sigue escribiendo para leerte que me encanta.

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  6. Gracias charros1973. Me alegro de que también este relato te haya gustado. Sí, voy a tener que seguir disfrutando nuevas experiencias, pero vamos, para escribirlas y que tú también disfrutes, ehhh? Que yo por mi... jejeje. Un beso.

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  7. Mmmmm .... el relato muy bueno, por un momento pense que.... pero no, jajajaja .... sigue disfrutando a tope de la vida, y si te hechan de ese trabajo en mi oficina hace falta una secretaria ...... jejejeje. Cuidate mucho mucho.
    Un beso .... solo uno pero especial para ti.
    Trueno.

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  8. Yo por un momento también pensé que... pero no :-( jajaja, bueno, al menos el trabajar bien acompañada lo hace más interesante. Ah! y tendré en cuenta tu oferta, Trueno, que nunca se sabe. Recojo tu beso y me lo deposito en... tú sabes dónde ;-) Otro para ti.

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