Moviola

Se despidió de mí con un beso en los labios y un “lo he pasado muy bien con vosotros, espero repetir algún día”. Sonreí… “yo también” y me metí en la ducha. Necesitaba limpiarme un poco, sobre todo por el pecho pero también el cuello, la boca y la cara. Acabábamos de levantarnos de la cama donde las sábanas revueltas dejaban constancia de la batalla que allí se acababa de librar minutos antes.

Se había corrido en mi pecho mientras mis labios todavía cerca de su polla llevaban esa mamada a su punto final. Se la había estado comiendo con L. tomándome por detrás. Al principio el sabor no era muy de mi agrado, sabía a latex, pero luego el amargor había dejado paso a su auténtico sabor y yo había podido disfrutar también de la situación. Es lo que tiene comérsela a un chico después de que haya usado un condón. A ellos les pasa igual cuando nos comen tras haber sido folladas… ¡gajes!

Pero claro, se lo había quitado para poder acabar. Estábamos los tres muy excitados, su polla, en total erección, me había estado poseyendo a cuatro patas, embistiéndome y llevándome al orgasmo con aquellas otras dos pollas junto a mi boca. L. no había querido correrse, se había retirado a jugar con mis tetas y mi culito, horadándolo con un dedo para mayor placer mío, tras acercar mi cabeza a la polla del otro chico, que acabó por correrse junto a mi boca. Se ve que le gustó verme allí en medio a cuatro patas, rodeada de tres hombres que invadían todos mis orificios.

No sé muy bien cuándo se incorporó al juego, apareció de repente a mi izquierda, se arrodilló y empezó a acariciarme. Hasta ese momento sólo estábamos L. a mi lado, M. detrás de mí y yo.

Bueno, M. estaba detrás de mi entonces, porque antes estaba en el mismo lugar pero tumbado boca arriba, conmigo encima, ensartada en su polla cabalgando furiosamente. Sus manos subían y bajaban mi cuerpo agarrándome por el culo, para facilitar sus salvajes movimientos, que casi no me permitían mantener la polla de L. en la boca, por miedo a hacerle daño. Claro que no le tenía abandonado.  No, con la estupenda comida de coño con la que acababa de obsequiarme, no podía hacer eso.

Porque antes de que M. se tumbase había estado él a cuatro patas, encima de mí, comiéndose mis tetas al mismo tiempo que L. devoraba mi sexo y yo mamaba la polla de M. Todas esas lenguas retozando en tan poco espacio, esos gemidos ahogados, que casi no podían escapar de nuestras gargantas, de nuestras atareadas bocas, me habían hecho correrme… ufff!

También es verdad que ya veníamos calentitos, justo antes de tumbarnos, estuvimos un rato jugando de pie junto a las camas. Ahí tomamos algo así como el aperitivo previo a la comida, M. y L. cataron mis pechos, yo probé sus pollas, fuimos entrando en calor, abriendo el apetito… ¡quién se lo iba a decir a M. que había estado a punto de irse!

Cuando vi que se vestía le pedí a L. que me esperara y fui a preguntarle si ya se iba. Contestó que sí, que la mañana estaba un poco parada. Le pregunté “¿y estarías dispuesto a considerar una oferta para quedarte?” Sonrió con la mirada llena de vicio… bueno, supongo que la mía también lo estaba pero como no me la veía, sólo me fijé en la suya. “¿Qué oferta?” dijo. “Si no tienes demasiada prisa, podíamos jugar un rato, aunque te he dicho antes que me gustan mucho tus bóxers, no tienes por qué ponértelos todavía” contesté, llevando una mano a su paquete, que reaccionó inmediatamente al contacto de mis dedos. “Puedo quedarme un rato más, hasta las dos no tengo que irme” contestó dejando que le besara en el cuello y metiera la mano bajo su bonito bóxer.

Y era cierto, cuando le vi desnudarse bastante rato antes, su ropa interior me llamó la atención, era alegre y divertida y se lo dije. Creo que se cortó un poco, parece tímido, y además yo en ese momento estaba en la barra hablando con otro chico que me devoraba con la mirada y me había invitado a entrar pensando que estaba yo sola. Ya le había explicado que lo estaba, pero que prefería esperar a mi pareja, que vendría un poco más tarde.

Y es que esa mañana, en que aún debía obedecer todos los caprichos de L., habíamos acordado que me divertiría hasta que L. apareciera, pero que le esperaría… ese día, tocaba así.  Como también tocaba sin “o tanga o nada”. Y tocaba así porque el día anterior L. había pronunciado esa palabra que él sabe y me había dado esa orden “o tanga o nada”… Nunca sabe una el curso que van a seguir los acontecimientos, menos mal que bien está lo que bien acaba. Y este relato acabó bien, y empezó mejor.

Comentarios

  1. Mmmmmmm .... Como siempre, me ha encantado tu relato y me ha puesto muy muy malito, Ojala algun dia os conozca a L y a ti .... aunque solo sea para tomarnos una cervecita.

    ResponderEliminar
  2. Gracias por tu comentario, pero no te me pongas malito hombre, mejor pásalo bien y sigue leyendo relatos :-) Besos

    ResponderEliminar
  3. eso are ..... jejeje, seguire leyendo relatos ... siempre que tu los escribas.
    Besitos ... Trueno.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

First Dogging

Verte con ella

Mi primer pub liberal