Salvar el mes

Hace poco pensaba que casi todos nuestros últimos encuentros tienen lugar en locales y, aunque me gusta bastante, me apetecía cambiar, probar algo diferente. Pero con las vacaciones, la familia en casa y el frío las opciones están muy, pero que muy limitadas, así que, como este último mes ha sido muy tranquilo, demasiado, cuando L. me dijo que tal vez salía pronto del trabajo... no lo dudé.

Me puse la falda, las medias, las botas y la camisa negra. Y a L. le puse un whatsap "salgo de casa, voy sin ropa interior".

Al llegar me encontré con nuestro amigo E. en la puerta, aparcando la moto. Se alegró de verme y me preguntó por L. Igual me equivoco pero cuando le dije que él llegaría más tarde tuve la sensación de que su mente rápidamente evaluaba diversas posibilidades para aprovechar el tiempo.

Entramos juntos y, tras pedir algo de beber, nos sentamos en la barra a charlar. E. se mostraba bastante más suelto que otras veces, cuando estaba L. cerca. Mientras hablábamos, sus manos tropezaron "accidentalmente" con mi pierna, mi culo y mis tetas. Y no una sino varias veces. Entre chistes y bromas se las fue apañando para abrazarme y acariciarme casi todo el cuerpo, además de propinarme un par de suculentos morreos. En su descargo debo decir que yo tampoco hice nada por impedir sus avances... con lo bien que me lo estaba pasando...

El local estaba tranquilo, había una pareja sentada dentro y tres o cuatro chicos por la zona de la barra. Uno de ellos, conocido de E., le saludó nada más entrar y se unió enseguida a la conversación. Me llamó la atención desde el primer momento. También me fijé en otro, que no me había quitado los ojos de encima desde que entré, y que nos observaba con lo que me pareció una mezcla de curiosidad y... ¿deseo?

Aprovechando un rato en que E. y su amigo se fueron a saludar a otras personas, fui a dar una vuelta por el local, como es mi costumbre. Al pasar junto al chico que me miraba, pensé que se le iban a salir los ojos de las órbitas, y la polla del pantalón. Para que no tuviera que girar demasiado el cuello, pasé justo por su lado... ¡Qué buena soy! No estaba mal, nada mal.

Durante mi recorrido aproveché para pasar por el baño donde, tras desabrochar mi camisa y levantarme la falda, me fotografié con ayuda del espejo. Volví a la barra y, justo cuando acababa de mandarle la foto a L., mi "ad-mirador" o al menos mirador, se me acercó. Tímidamente me dijo "perdona si te molesto pero me preguntaba... si... sería posible... que te desabrocharas un botón más, hay una vista de lo más morbosa y sensual desde allí" y señaló el lugar donde había estado observándonos.

Me hizo gracia la petición, así como la educación con que me había sido formulada, así que accedí y cuando llevé las manos a mi camisa, me di cuenta que, tras hacerme la foto, solo me había abrochado dos botones. Le pregunté si tenía alguna preferencia y me respondió que "si podía ser, el de arriba". Lo abrí y, dándome las gracias, volvió junto a su copa sonriente.

E. regresó con el otro chico y aún estuvimos un ratito conversando. Ahora que sabía que no eran imaginaciones mías, decidí actuar en consecuencia y me coloqué de tal manera que, desde el punto de vista de mi observador, obtuviera un buen ángulo. Sólo dispongo de un cuerpo en esta vida y tengo que disfrutarlo... ¿o no?

Finalmente, mis dos contertulios fueron a desnudarse para ir al jacuzzi, a mi me daba pereza esa mañana. Aún pasaron a ver si me convencían pero para entonces, el otro chico ya se había atrevido a acercarse a mí y a presentarse. Y a pedirme que me desabrochara el último botón, cosa que por supuesto no hice. No... porque le pedí que lo hiciera él. Y con manos algo temblorosas, soltó mi último botón y mis pechos desnudos se asomaron, agradecidos por la liberación.

Así nos encontró L. un ratito después y sus ojos centellearon al posarse en mi blusa abierta. A saber lo que se le pasó por la cabeza en esa fracción de segundo que transcurrió hasta que su brazo, rodeando mi cintura, me atrajo hacia sí y su boca me besó voluptuosa.

Le presenté a mi nuevo amigo, V. y fuimos a ver cómo andaba el tema por el resto del local. Sabía que quería unos minutos a solas conmigo. Nos sentamos y le puse al día. Me confesó que se había puesto a mil al entrar y verme en la barra con mi faldita y la camisa abierta. Yo estaba también calentita, entre la situación y los achuchones de E. Pero como habíamos hablado de no acabar como siempre, montándomelo con un montón de tíos uno tras otro, me sugirió buscar un poquito de intimidad y poca, pero buena, compañía.

Fui a buscar a V. Le encontré junto a las taquillas, desnudándose. Sonrió al verme y me dijo "si me quieres ayudar, es lo justo". ¡Con lo solidaria que yo soy! Le ayudé a quitarse los pantalones, y ya puestos, los calzoncillos. Mientras acababa de desnudarse fui al baño y al salir me cerró el paso otro hombre, al cual no había visto antes, y me preguntó si a él también le ayudaba. Me reí y le deshice el nudo de la corbata. Si se hubiese quedado quieto, habría seguido, pero no... aprovechó para meterme mano e intentó besarme pese a que le rechacé. Como no parecía entender las sutilezas y tampoco que, le guste a quien le guste, un no es un no, le aparté y me fui.

V. ya estaba vestido para la ocasión, vamos que solo llevaba una toalla. Dócilmente dejó que le cogiera la mano y le guiara. L. nos esperaba ya en la salita de la camilla. Cerré la puerta tras nosotros. Creo que algunos se quedaron pegados a ella. V. me miraba expectante, le pedí que me quitara la camisa y obedeció. Luego la falda. Me quedé solo con las medias y las botas, y V. y L. contemplándome. Uno de los dos tomó la iniciativa llevando una mano a mi pecho, no recuerdo quien porque el otro se unió inmediatamente.

L. se puso a mi espalda y sentí su sexo clavarse en mi cuerpo. Me acercó a V. hasta quedar los tres estrechamente abrazados. Ambos empezaron a acariciarme y a besarme. La boca de V. bajó por mi cuello, recorrió mi pecho, su lengua lamió toda mi aureola y golpeó suavemente mi pezón, que se endureció al instante. Con la otra mano masajeó mi otro pecho, lentamente... L. aún abrazándome por detrás, disfrutaba de la escena, acariciando mi espalda y mi culo, excitado y excitándome. V. siguió comiendo mis tetas. Mi coño se humedeció, luego se empapó. Una mano lo constató. No era mía.

Entonces L. me besó en la nuca y su mano subió por mi espalda hasta llegar al mismo punto donde había depositado sus besos. Presionó ligeramente, en lo que yo entendí como una sugerencia de inclinarme hacia delante. Cumplí, sumisa, quedando a la altura de la entrepierna de V. y, metiendo una mano por la abertura de su toalla, saqué su miembro y me lo llevé a la boca.

Eso de que le hiciesen una felación mientras L. jugaba con mi culito le debió parecer a V. muy excitante, a juzgar por su reacción. Su verga se puso dura e hinchada, completamente erecta. Quizás por eso me pidió que me tumbara, se agachó ante la camilla y empezó a comerme el coñito. L., junto a mí, sin perderse detalle, jugaba con mis tetas y sus manos, su lengua... Se irguió y yo giré la cabeza. Con solo sacar la lengua rocé la punta de su capullo. Dio un paso más hacia mí y pude empezar a mamársela mientras V. seguía enfrascado en su tarea.... Ufff esos sesentaynueves a tres bandas siempre me ponen a mil. No tardé nada en sentir que iba a correrme y mi orgasmo llegó, inevitable, recorriendo mi espalda, mis piernas y mis brazos en un gran espasmo. Menos mal que, de la misma sacudida, me incorporé y no estrangulé a V. entre mis muslos.

Abrí los ojos y vi a V. sonriendo ante mí. Le eché los brazos al cuello y le besé. Sus manos subieron desde mi cintura hasta mis pechos, que recibían su masaje justo cuando le susurré junto a la oreja "fóllame". Me folló. Tumbada boca arriba en la camilla, con movimientos lentos y suaves... luego me giró y me puso a cuatro patas y su ritmo se volvió también más rápido, más intenso... En el espejo de la pared veía nuestra imagen, mi culo en pompa, V. detrás de mí, embistiéndome con ansia, su polla entrando y saliendo, salvaje. Y junto a mi cabeza L. metiendo su mano bajo mi cuerpo, acariciando mis tetas, llevando un dedito a mi culo, metiéndolo un poco... Su cuerpo tapó mi excitante visión al moverse para permitir que mi boca alcanzase su polla. Me la metió hasta la garganta. Los dos siguieron follándome a un ritmo frenético hasta que, en un solo movimiento, me saqué ambos penes, me giré y, sentada sobre la camilla tomé los dos con las manos y seguí masturbándolos. V. estalló mientras gemía, derramando toda su leche sobre mi pecho. A L. ... bueno, a L. me lo reservé para un poco más tarde.

Salimos de la salita, ya no me vestí. Me enrosqué la toalla a la cintura y nos sentamos con una cerveza bien fresquita. Las gotitas que caían del pie de la copa me erizaban la piel, todavía sensible y tan, tan caliente... V. se sentó con nosotros, y algún otro chico más, un conocido al que luego estuve buscando pero debió de irse pronto (¡carpantaaaaa!), nuestro amigo E. y su amigo, D. que tenía las manos heladas.

Charlamos y reímos para recobrar fuerzas y mientras decidíamos dónde ir… y con quién. D. me había caído bien desde el primer momento, claro que E…. es ya un viejo conocido… así que decidimos montárnoslo con los dos, pero por separado, primero E. y luego D.

Fuimos a las camas grandes y E. retomó donde lo había dejado, en sus cálidos besos y caricias. Hemos tenido ya varios encuentros y la verdad es que es un hombre de lo más adorable. Nunca parece tener prisas en el sexo, simplemente se dedica a disfrutar y proporcionar disfrute… pronto me tuvo de nuevo dispuesta y colocándose detrás de mí, tal como estábamos, de pie junto a las camas, me recorrió la espalda a besos al tiempo que sus manos separaban mis piernas y su miembro me buscaba.

Le sentí penetrarme despacio pero decidido, y retirarse de nuevo. La segunda vez además sus manos se situaron en mis caderas atrayendo mi cuerpo hacia el suyo. L. estaba justo a mi lado y acariciaba todo mi cuerpo mientras susurraba algo a E. Sentí un dedo en mi culito que me provocó un escalofrío de placer. La polla de E. seguía entrando y saliendo de mi excitado sexo y varias manos me recorrían… apenas me di cuenta de que, detrás de nosotros, al menos cuatro tíos nos miraban… ¿de dónde habían salido tantos? Bufff, me daba igual… me encantaba que me vieran follar. ¡Que si me encantaba! Entre la polla de E., el dedo, las manos y los ojos… me excité tanto, tanto… que me corrí mientras E. daba unas últimas embestidas y gemía junto a mi nuca. Mmmmmm… Una vez más, gracias, E., un auténtico placer...

Tocaba descansar otro ratito. Comprobé con alegría que D. ya tenía las manos calientes. Nos fuimos a la salita de la camilla otra vez, pero le dejé colgado un momento para ir a buscar a C. y como no le encontré, volví. Claro, se le había bajado un poquito la excitación, pero vamos, nada irreversible. En cuanto le hice el “boca-a-polla” recuperó sus constantes y revivió. Claro que no por eso paré, seguí un poquito para asegurarme que todo estaba como tenía que estar. Para asegurarme y porque me di cuenta de lo mucho que le gustaba. Bueno, a él y a L. y a otro chico que estaba en la sala, sentado al otro lado de la camilla observando y claro, no íbamos a echarle…

Cuando D. se recuperó jugueteé con su estupenda herramienta en mis tetas, juntándolas a su alrededor y masturbándole con ellas. Su mano se deslizó hasta mi sexo y con dos dedos abrió hábilmente mis labios vaginales. Un tercer dedo comenzó a tocar mi clítoris, bastante hinchado ya a esas alturas. El otro chico comenzó a tocarse mientras nos miraba y eso me puso aún más cachonda.

L. sugirió que D. se pusiera detrás de mí y continuó él estimulándome mientras yo le masturbaba. Subí una pierna a la camilla, exponiendo mi grupa a D. Cuando su polla me penetró pude ver mi propia cara de excitación en el espejo. Mi boca se entreabrió y mi respiración empañó el cristal, con los ojos entrecerrados vi mis dientes morder mi labio inferior, en un gesto de placer. Aunque L. sujetaba mi cuerpo por los hombros, las embestidas de D. aumentaron y tuve que apoyar una mano en el espejo para evitar golpearme con él. La mano de D. agarró la mía y siguió empujando, a un ritmo enloquecedor, hasta que finalmente, se corrió y nuestras dos manos bajaron juntas resbalando por el espejo hasta la camilla.

Como sé cuánto le gusta a L. que haga esto, nada más salir D. de mí y sin soltar la polla de L., que seguía comiéndome las tetas, me giré para terminar la paja del otro chico pero creo que la situación le había superado porque sonriendo me dijo “espera”… y no le dio tiempo a decir nada más pues se corrió inmediatamente.

Vale, había sido otra vez en un local, pero es que este mes, tan de secano… no daba lugar a más. Y este me gusta tanto…

Comentarios

  1. jeje ya estaba echando de menos tus relatos, como siempre me has puesto a 1000 al leerlo he imaginar cada situación. Ya estoy esperando el siguiente relato como "agua de mayo"
    Bssssss y que tengas muy buenas experiencias

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    1. Pues no creo que tengas que esperar mucho ;-) Ah! Y como te vuelvas a ir sin despedirte... ... ... te vuelves a quedar sin papel en la trama! Jeje. Besos

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  2. Hummmm, al final no he podido resistirme a leerlo hoy mismo, leerlo es como, bueno, no es como estar alli, pero casi, jejeje. Cuidate mucho y no olvides nunca sonreir .....
    :-* :-* :-* :-* :-* :-* :-* :-* :-*

    Trueno

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    1. No, no es como estar allí, pero es más divertido que no saber cómo ocurrió ;-)
      Gracias, Trueno, tú ya sabes por qué. Besos indecentes a tutiplén.

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