Cuentas pendientes

Ese día no fui sola, L. tampoco trabajaba esa mañana así que pasó a buscarme y fuimos juntos al pub. Al poquito de llegar aparecieron una pareja de amigos que se quedaron muy sorprendidos al vernos allí. Habíamos estado charlando la noche anterior y no les comenté nuestros planes “para no gafarlos”. Pero bueno, tras la pequeña bronca inicial entre risas, “se nos pasó el enfado” y nos pusimos a charlar en la barra.

Tras un ratito, L. y yo nos metimos a la parte interior del local y, no sé muy bien cómo, acabamos en la cama grande, con un chico haciéndome sexo oral y otro junto a L. dedicándose al resto de mi cuerpo… ¡qué cosas tiene la vida! Bueno, sí sé un poco cómo llegamos allí, jajaja, andando, acariciándonos, besándonos, metiéndonos mano por el pasillo y dejando que alguno de los chicos que nos observaban y nos seguían se unieran a nosotros…

Y allí estábamos, en la cama, cuando apareció otro chico y se dispuso a participar. L. le dijo que no, que ya éramos demasiados pero él al parecer no lo oyó y continuó intentando tocarme, así que L., que andaba esa mañana un poco estresado, me pidió que saliéramos, que se le había cortado el rollo, y volvimos a la barra. A veces esas cosas pasan, me dio rabia porque pagan justos por pecadores pero esto es así, qué se le va a hacer.

El caso es que aproveché para ir al baño y el chico se acercó a L. a pedirle disculpas, le explicó que no le había entendido, que lo sentía muchísimo… al parecer incluso había estado ya con nosotros alguna vez y visitaba asiduamente el local, y era la primera vez que le ocurría. Estaba bastante avergonzado por haber interrumpido… Bueno, poco a poco a L. se le fue pasando el enfado y decidimos entrar otra vez. Ví al chico alto, al que me había estado comiendo el coñito antes del malentendido, y le sugerí a L. que le invitáramos a unirse de nuevo a nosotros. Le pareció bien. Pero en esta ocasión nos fuimos a la cama redonda.

Continuamos donde lo habíamos dejado, más o menos… tras disfrutar de la comida que me había propinado el chico alto… decidí corresponderle. Se puso de rodillas sobre la cama, a mi lado, y yo me senté delante de él, tomé su miembro y empecé a acariciarlo con una mano, mientras que con la otra jugaba con sus huevos y mis dedos rodeaban esa zona que dicen que a los hombres les resulta tan estimulante… entre el ano y los testículos. Mis dedos trazaron pequeños círculos, presionaron suavemente, bailaron por toda ella al tiempo que mi otra mano recorría su polla en un trayecto longitudinal, de arriba abajo, de abajo a arriba, cada vez un poquito más largo. Cuando ya presentaba una buena erección, acerqué la boca y seguí haciendo el mismo movimiento, pero esta vez mi lengua le esperaba en cada aproximación y lamía su capullo.

Él gemía de gusto y se dejaba hacer. A todo esto, L. sentado a mi lado me acariciaba la espalda y los brazos, tocándose él también. Puso una mano en mi nuca para impedirme alejar la cabeza. Entendí perfectamente su señal y esta vez mi lengua tras acariciar la punta de la polla del chico alto continuó recorriéndola a lo largo hasta llegar a sus huevos, que lamí golosa. Acomodé mi postura para poder meter la cabeza bajo su sexo. En el mismo momento en que yo me metía un huevo en la boca, L. sujetó mis caderas y las sacó hacia atrás, con lo que quedé de rodillas con mi culo justo delante de él.

Tras haber saboreado sus testículos, que se habían puesto duros como piedras, decidí dedicarme un poco más a su polla y empecé a mamársela, succionando cada vez que iba hacia la punta con mis labios friccionando su miembro. Acoplé mi ritmo al del dedito que jugaba en mi culete y que poquito a poco entraba y salía de él, el dedito de L. Estaba ya muy cachonda, notaba mi sexo empapado otra vez y le pedí al chico que me follara. Él también estaba ya bastante caliente, lo vi en su erección… y en sus ojos cuando aceptó y me giró. Pocos segundos después su polla estaba dentro de mi coñito, entraba y salía mientras sus manos acariciaban mi espalda y mi culo, bajaban por mis costados hasta agarrar mis tetas y sus piernas chocaban contra mis muslos en cada empujón.

L. se arrodilló a mi lado y metió una mano por debajo de mi cuerpo, accediendo sin dificultad a mi coñito. Con un dedo, estimuló mi clítoris como sólo él sabe hacerlo, de forma que mis músculos se contrajeron aprisionando en mi interior aquella polla que amenazaba con reventar e inundarme de leche. Tomé con mi boca la polla de L. y justo en ese momento, el chico alto a mis espaldas alcanzó el orgasmo y su corrida me provocó un tremendo escalofrío de placer, aunque no pude gritar al tener la boca ocupada… pero me encantó.

Salió de mi y otro chico, al que no sé si había visto hasta entonces, ocupó su lugar y se puso a jugar con su polla, ya muy tiesa, en la entrada de mi coño. Entonces levanté la cabeza y vi a alguien conocido observando la escena junto a la cama. El chico de la pareja amiga… ¡les tenemos unas ganas! Yo sé que ella va a otro ritmo, y (muy a nuestro pesar) lo respetamos, jejeje… pero con él, con R., ya habíamos tenido algún encuentro y… había cuentas pendientes de saldar… Con solo adelantar un poco las manos me acerqué a él. Se agachó y me susurró al oído que le gustaba mucho verme follar, pero que no quería interrumpir… en absoluto. El chico de detrás podía seguirme follando, pero R. no se me escapaba, hoy no. Y L. lo sabía, porque desde la última vez que estuvimos juntos habíamos fantaseado varias veces con esas cuentas pendientes… así que L. me dijo “hazle caso a tu amigo, ¿no?” “tus deseos son órdenes” respondí riendo, consciente de que más que sus deseos eran los míos en su boca.

El chico que estaba a punto de follarme preguntó algo y L. me preguntó a mí si quería que me siguiera follando. Claro que quería, además R. todavía no estaba a tono y… si le gustaba verme follar, si le excitaba… justo eso es lo que iba a tener. Yo le quería excitado. Le comí la polla a R. mientras el otro chico me follaba a cuatro patas, a embestidas cortas, rápidas, y al mismo tiempo que L. me daba azotitos y jugaba con un dedo en mi otro agujerito. Y R. decía la verdad, eso le excitaba. Eso o mi lengua en su pene, porque enseguida se le puso… ufff…. Cómo se le puso. Hoy saldábamos cuentas.

A mi lado, la verga de L. también estaba al alcance de mi boca así que, ayudándome con una mano, introduje ambos miembros en mi boca y seguí con mi placentera tarea de chupar una, otra, las dos... Cuando el chico de detrás se corrió dentro de mí y yo, presa de la excitación, me metí las dos pollas, la de R. y la de L. lo más que pude en mi boca, casi hasta el fondo de mi garganta, creí que R. también se me corría en la boca.

Pero no, sí que aguantó. Al menos lo necesario para dejarme disfrutar de la corrida del otro chico, despedirme de él y recuperarme un poco. R. se quitó la ropa y… nos dispusimos a liquidar esas cuentas. Salió un momento a buscar un condón, tiempo que L. aprovechó para mantenerme calentita. Emulando a sus dos predecesores, se colocó detrás de mi y me penetró a cuatro patas. Ni que decir tiene que su polla entraba y salía de mi con toda facilidad, claro.

Cuando R. regresó me tumbé boca arriba con él entre mis muslos. Cogiéndome por las nalgas acercó su cara a mi sexo y se dedicó en cuerpo y alma a mi clítoris. Tras lamerlo a conciencia empezó a darme unos pequeños mordisquitos al tiempo que succionaba mi botoncito… ufff, me estimuló tan bien… manual y oralmente, ¡qué delicia!… L. por su parte también me tocaba y me besaba, entre los dos se repartieron todo mi cuerpo; me besaron, lamieron y acariciaron, me dieron tanto placer que no pude por menos que pensar en la chica de R. y en lo que se estaba perdiendo… deseé que estuviera viéndonos desde alguno de los múltiples rincones de la habitación que permiten el voyerismo. Deseé más aún que se nos uniera, que jugara conmigo, con L., con R., que los cuatro juntos disfrutáramos de esa situación… pero la realidad es la que es y ella había optado por quedarse fuera así que… yo iba a tener que disfrutar el doble, en su honor…

Y mis dos acompañantes en ese momento me lo pusieron fácil. Cómo no disfrutar de las manos de R., de su lengua, de la de L., de sus manos: en mi coño, en mis tetas, recorriendo todo mi cuerpo… Percibí cómo mi orgasmo llegaba, como alcanzaba la boca de R. mientras que la de L. devoraba la mía. Me sacudí exhausta, con la piel todavía electrizada, como si acabaran de sacudirme una descarga de alta tensión…

Sonriendo, R. se tumbó sobre mí y me besó, larga y profundamente. L. también se movió, quedándose junto a mi cabeza. Cerré los ojos para no saber de quién eran las manos que sentía en cada momento, para disfrutarlas las cuatro a ciegas. Luego los abrí y miré al espejo del techo. Aún en penumbra, me excita ver esa imagen, la mía propia mientras me follan. Y en ese momento R. empezaba a follarme, encima de mí, mis manos agarrando su espalda, luego sus nalgas, ayudándole a dirigir sus movimientos de vaivén, sus embestidas.

L. se masturbaba viendo como R. y yo follábamos, su mano me acariciaba la cara, la boca, y aunque yo sospechaba que en esta ocasión no iba a participar demasiado, agradecí ese contacto, esa cercanía. Arqueé la espalda, disfruté de la polla que me penetraba, de la boca que jugaba con mis tetas, la lengua que lamía mi cuello y mis orejas… Su ritmo se aceleró, sus acometidas se hicieron más rápidas, más profundas, su cuerpo frotaba mi clítoris al entrar y salir de mí. Él gemía de placer, yo también. Le miré a la cara, le sonreí, le vi sonreír. Le ofrecí mi boca que aceptó con ansia. Me besó, abarcándome entera en su boca, sin dejar de moverse sobre mí, sin dejar de poseerme… era inevitable, justo cuando un grito de placer escapó de sus labios, yo también alcancé el punto máximo de placer. Unos instantes después de que R. se corriera dentro de mí, mi cuerpo se contrajo en múltiples espasmos, mis piernas se abrazaron a su cuerpo y yo también me corrí.

Lo siguiente de lo que soy consciente es la cara de L. a mi lado, sonriendo y susurrando “parece que lo has pasado bien, me alegro”. Y yo, y de que lo comparta conmigo, más aún. Me incorporé, R. me besó y me preguntó que qué tal… riendo le dije que no sabía si con eso habíamos saldado cuentas o aún quedaban intereses pendientes, que habría que comprobar saldos. R. se rió y alguien más lo hizo. Desde la puerta de la sala. Su chica estaba ahí, mirando y disfrutando de la escena ¿Desde cuándo? No lo sé, espero que bastante, la verdad. Le dijimos que la habíamos echado de menos, y es cierto. ¡Ayyy, el día que mi niña se anime! Ahí la estaremos esperando… Se fueron a tomar algo a la barra, me gusta pensar que ellos también disfrutaron contándose la experiencia más tarde, o esa noche, o el fin de semana… es otra forma de participar.

Y nosotros, también salimos a tomar algo. Nos sentamos en las mesitas, la mañana siguió, follé con algunos chicos más, además de con L.… como dicen que hacía Mesalina, la de la antigua Roma… uno por uno… me los follé a todos… pero eso ya es otra historia.

Comentarios

  1. Realmente es alentador encontrar personas con las ideas tan claras y con la libertad de actuar según sus deseos.

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  2. Raigmar, es un camino que se hace despacito... Y si es en compañía, mejor. Yo he tenido mucha suerte en contar con Lucas para recorrerlo. Tú también la tienes ;-) Así que paso a paso... Un beso, chicos.

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