Contradicciones

Hacía que no salíamos por la noche… uffff, ni me acuerdo, la verdad, creo que desde que éramos jóvenes, jajaja. Y esa noche no estaba muy claro que pudiéramos escaquearnos pero había posibilidades. Habíamos quedado con unos amigos, y tenía pinta de que no acabaríamos muy tarde, pero le dijimos a la canguro que sí, que contara con pasar la noche en casa, por si acaso. Efectivamente, a eso de las doce bajábamos por la Castellana valorando a qué local ir mientras yo cambiaba mis vaqueros y mis calcetines por una minifalda y medias de liga ¡sin soltarme el cinturón de seguridad! Mi camisa valía, simplemente había que desabrochar un botón más y voilá! Vestida para matar… o para disfrutar, más bien…

Decidimos ir a un pub que nos gusta mucho y al que hace tiempo no vamos… cuando llegamos nos reciben muy bien, como siempre… Nos sentamos en una mesita al fondo, atravesamos el salón echando un vistazo: varias parejas toman sus copas, al otro lado, en la “zona de chicos”, no se ve ninguno ¡qué raro! Al poco de sentarnos, comienzan nuestros turnos de exploración; con excusa de ir al baño, L. se da una vuelta por el local. Cuando vuelve y se sienta a mi lado, subo las piernas a sus rodillas y su mano se desliza bajo mi falda mientras me cuenta lo que ha visto. Echo la cabeza para atrás, él retira mi tanga y acaricia mi sexo… se inclina sobre mí, me desabrocha otro botón de la camisa y esconde su cabeza entre mis pechos… unas mesas mas allá una pareja nos contempla sonriente y empiezan a acariciarse también.

Ahora es mi turno, justo detrás de nuestra mesa está la escalera para bajar al aseo. Beso lascivamente a L. mientras me levanto. Al salir del baño, con un pie ya en la escalera, cambio de idea y me doy media vuelta. Atravieso la zona de las camas, en ese momento aún vacía, me cruzo con una pareja desnuda que me sonríe… sigo hasta llegar al jacuzzi, donde otra pareja disfruta del agua, y de sus caricias. Me quedo mirando con envidia, pero hoy me da una pereza… creo que el baño se quedará para otro día… subo por las otras escaleras, que terminan en la zona de chicos. Ahora sí que hay alguno, los observo, siento sus miradas clavadas en mi culo mientras me dirijo, atravesando todo el local, hasta nuestra mesa donde L. me espera sorprendido, pues esperaba verme aparecer por el mismo sitio por el que me había ido. Se ríe, me dice que le ha gustado mucho, que no se lo esperaba. Lo sé.

Me invita a pasar a la pista. Entramos y nos abrazamos, le tengo muchas ganas… le abro la bragueta y saco su pene, que reacciona a mis manos de forma inmediata. L. sube mi falda y me quita el tanga, que guarda en su bolsillo… no creo que me haga falta en toda la noche. Comienza a acariciarme el culo y el coño, yo juego con su polla… viene a ser algo así como… un calentamiento. Sin pasar por la mesa, desde allí nos vamos al pasillo francés. Entramos en la zona de parejas, totalmente a oscuras, como siempre, y L. me acerca a las rejas. Pronto siento manos en la oscuridad, manos que acarician, no siempre con el cuidado debido… cuando un dedo trata de incrustarse (porque no encuentro palabra más adecuada) en mi coño, me aparto de la reja y empujo suavemente a L. hasta el otro lado de la salita. Allí, otras manos nos reciben, estas más tranquilas, afortunadamente.

Cuando mis ojos se acostumbran a la penumbra veo a una chica a mi lado. Está sola. Parece esperar a alguien. Suavemente rozo con mis dedos su brazo, no responde pero no me quita la mano. Ante mi segunda caricia, ella desliza su mano por mi cintura. Doy un paso para acercarme a ella, que también se aproxima a mí. De nuevo mi falda está enroscada en mi cintura, mi camisa abierta. Su mano recorre el encaje de mi liga, despacio. Mi mano ha llegado a su hombro y acaricia su cuello. ¡Qué piel tan suave! Bajo por su pecho, cubierto solo por un sujetador. A través de la tela percibo su aureola, su pezón… Se estremece y ella también lleva su mano a mi pecho. Para deleite de L., y sospecho que de algún otro de los chicos que nos ven, o nos adivinan, a través de las rejas, nos acariciamos sin prisas. L. aún me mantiene abrazada a él, por lo que la chica, en sus caricias, también incluye el cuerpo de L. No parece buscarlo pero tampoco lo evita. Me inclino y beso su pecho. Suspira, excitada.

Me apetecería el juego con ella, aún no sé si está sola. Entonces aparece un chico que se sitúa a su lado, por la forma de cogerla sé que están juntos. Poco a poco se incorpora al juego… pero entonces, L. me retira suavemente. Cuando salimos, me cuenta que le han quitado la mano, al parecer buscaban solo una chica, no una pareja. Sin problemas, tienen mi permiso para seguir buscando.

Volvemos a nuestra mesa. Pero eso de estar sentados nos dura poco, la verdad. Tras unos cuantos comentarios sobre lo que ha pasado, lo bueno y lo menos bueno, volvemos a levantarnos. L. sugiere trasladarnos con la copa a la zona permitida a los chicos solos. Sentarse allí implica que estamos abiertos a un trío con un chico, lo sé. Nada más sentarnos, aparecen dos o tres chicos, que se pasean ante nosotros, como exhibiéndose… esa situación no me hace sentir muy cómoda así que le pido a L. que volvamos a entrar en el pasillo francés… me da más morbo la oscuridad… Está de acuerdo, pero antes tiene que volver al baño. Me quedo sentada esperándole, yo solita en medio de la zona de chicos… ¡qué peligro! Jejeje. Noto como me observan, esperando un gesto de invitación por mi parte, o que me levante, para seguirme… Uno de ellos se sienta a mi lado, demasiado cerca… Si hubiera iniciado una conversación, la hubiera seguido, si se hubiera presentado yo también lo hubiera hecho… pero… opta por el “aquí te pillo, aquí te mato”, coloca una de sus manos sobre la mía, me acaricia con cierta brusquedad y me suelta “¿qué, entramos?” Mi respuesta sale con la misma espontaneidad “Pues va a ser que no”… ¿A alguien puede resultarle morboso ese tipo de acercamiento? Bueno, supongo que sí, entiendo que haya gente que le pueda gustar, y lo respeto… pero no es mi caso. Follar follo en casa, todo lo que quiero… si vengo aquí es buscando morbo… Probablemente es la misma persona que unos minutos antes ha intentado “taladrarme” con su dedo… esas no son formas. Justo cuando me levanto aparece L. Aprovecho para llevármelo al pasillo francés.

Ahora en la sala hay varias parejas, dos de ellas jugando. Las chicas enfrentadas, besándose y juntando sus pechos, los chicos tras ellas, acariciándolas. El sonido de los gemidos casi tapa el de la música. Otra pareja juega a solas a un lado, la chica le está comiendo la polla al chico agachada mientras él la acaricia, con la mirada fija en el cuarteto, que se acerca a las rejas para permitir que alguno de los chicos participe desde el otro lado. Uno de los chicos me acaricia, me coge del brazo y casi me arrastra hasta el grupo ¡pero bueno! ¿qué pasa hoy, el día del ganadero liberal? (con todos mis respetos para los ganaderos). Menos mal que entiende o al menos acepta mi negativa y no insiste.

Cuando en un pub no encuentras a nadie con quien te sientas cómodo, simplemente te dedicas al juego con tu pareja, quizás hoy sea uno de esos días, bueno, una de esas noches. No pasa nada, me gusta estar con L. en ese ambiente, la escasa luz, la música, los gemidos, las siluetas, los espectadores… ¿Qué nos lo tenemos que montar solitos? OK, tampoco veníamos buscando nada en concreto, sólo pasar un buen rato y para eso no necesitamos ayuda adicional. Me suelto, vuelvo junto a L. y le empujo hasta la cama. Allí le hago sentarse, de nuevo libero a su miembro de su encierro e, inclinándome, empiezo a estimularle con mis labios, mi lengua… L. me gira un poquito, para que sus caricias puedan alcanzar mejor mi sexo. Claro que en esa postura él no es el único que llega a mí con facilidad. Siento otra mano recorrer mis nalgas con suavidad… mmm, ya sabía yo que siempre hay gente respetuosa y agradable… igual al final no nos quedamos solos los dos…

Cuando mi boca ha conseguido una buena erección en L., este se incorpora y me besa, acercándome a las rejas, contra las que me acorrala. Con un brazo a cada lado a la altura de mis hombros, y su cuerpo impidiéndome escapar, me rindo, me abandono a sus deseos y le dejo recorrer todo mi cuerpo con sus besos. Coge mis manos y las hace asirse a las rejas, por encima de mi cabeza. Su cuerpo se aplasta contra el mío, su sexo se clava en mi cadera, se frota contra mí.

Al mismo tiempo, en mi nuca, otra respiración; a mi espalda, otro cuerpo. Dos manos que no son las de L. trepan por mis brazos, bajan por mi espalda, me acarician y masajean, se acercan a mi pecho pero cuando van a llegar, se retiran… y vuelven, sin atravesar una barrera invisible que parece delimitar esa zona de mi cuerpo… me gusta el juego, la aproximación es cada vez mayor pero no llega a rozar mis tetas… mmm qué gusto… se da cuenta y hace algo parecido en mi coñito… sus dedos trepan por mis piernas, juegan con mis ligas, llegan al mismo punto donde mis piernas finalizan… y vuelven atrás provocando en mi un tremendo grado de excitación, mucho mayor que si me tocase…

L. separa una de mis manos de la reja y la lleva hacia abajo y hacia atrás. Cualquier otro chico seguramente aprovecharía la situación para plantarme su polla en la mano, pero éste no… como ya ha hecho antes, juega a “sí, pero no”. Toma el relevo de la mano de L. y dirige mis movimientos, me encuentro acariciando su cuerpo, por encima y por debajo de su ropa, sin llegar a tocar su sexo. Disfrutamos unos minutos del juego, mi excitación se dispara, y entonces, en una de sus caricias… sus dedos se enredan con mi pezón, ahora sí, y percibo claramente su respiración entrecortada junto a mi oído. La boca de L. en la mía, con toda su fuerza, su mano masturbándome… la mía tras las rejas, finalmente encuentra el miembro del otro chico, lo atraigo hacia mí, lo siento clavándose en mis nalgas, su dureza, su calor…

Entonces L. me susurra al oído, me sugiere que invitemos al chico a pasar a la zona de parejas. Nada más decírselo, aparece. La velocidad del cuerpo humano a veces es impresionante… Claro que L. no se queda corto pues en milésimas de segundo me ha tumbado, con la falda “arremangada”, y él está arrodillado a mi lado buscando la mejor manera de que los tres disfrutemos del encuentro. El chico se arrodilla entre mis piernas y me empieza a comer… ufff, despacito… siguiendo su técnica de “lo rodeo, lo acorralo, hago que me desees y finalmente… te lo doy”…

Mientras él dedica todos sus esfuerzos a mi coñito, L. se deshace en atenciones con mis tetas, juega en ellas con sus manos, su boca, su polla… En un momento dado se levanta y se acerca a la reja, invitando a pasar a otro chico, que se pone a mi otro lado, de pie junto a la cama. Ahí tumbada, despatarrada, con tres chicos dedicados a darme placer, me siento una reina… qué digo, ya quisiera la reina sentirse como yo, con todos mis respetos… o no…

Una no es de piedra, ni quiere serlo… poco a poco las caricias van haciendo su efecto y alcanzo mi punto máximo de excitación… entre jadeos y gemidos, mi espalda se arquea, mis piernas se tensan y… mi orgasmo llega, con toda su fuerza, en la boca de ese chico que tanta pericia ha demostrado… mmm… el otro no es demasiado de mi agrado, lo reconozco, no por nada... un poco... soso... así que poco a poco voy centrándome en L. y en este otro, que aún está arrodillado entre mis piernas. Le pregunto que cómo va a follarme, dando por hecho que va a hacerlo… responde que como yo quiera. Estoy a gusto así, la verdad, con que subo mis piernas hasta apoyarlas en sus hombros, él se acerca un poco más a mi cuerpo y… me penetra de un tirón. Mis muslos quedan pegados a su pecho, con sus manos estimula de nuevo mi vagina. Sube el ritmo de sus empujones. L. me habla, me dice que le gusta verme así, que lo disfrute, me besa, me lame, me chupa… me mete la polla en la boca, aprovechando mis movimientos. Me la saca y de nuevo me besa, saboreando su propio jugo en mi.

Percibo siluetas en la oscuridad. Me encanta que me vean follar. O mejor dicho que me adivinen, porque ver, lo que se dice ver, poco… Yo sí que veo al chico, empujando con mis piernas arriba, veo su cara de placer, sus expresiones, sus ojos entrecerrados, la boca entreabierta, por la que escapan sus jadeos. Intuyo que está a punto de correrse, acierto. Me pregunta si lo quiero dentro. Le respondo que no, le pido que me lo eche en el pecho. Y así lo hace. Sin soltar la polla de L. le oigo correrse, le siento correrse, su leche se derrama por mi cuerpo, su polla la extiende, pintando sobre mis tetas un cuadro imaginario, que bien podría titularse “Orgasmo” y sería de un realismo impresionante.

Me limpia con mimo, me pregunta si me ha gustado. Quiere saber nuestro nombre, si vamos mucho al local… todo lo que no ha hablado antes lo hace ahora, me piropea y pregunta si puede ser “el chico de nuestras fantasías”… ufff, la verdad es que parece que ha disfrutado, y nosotros también, eso es evidente. Le beso, le agradezco el haberme hecho disfrutar como lo ha hecho y nos despedimos de él. Necesitamos una copa.

Acodada en la barra, le vemos salir. La RR.PP. se nos acerca, pregunta qué tal, charlamos un poco… él no nos quita ojo… se queda cerca, supongo que esperando que le invitemos a la planta de abajo. Pero L. no me dice nada y yo ahora quiero disfrutar de él, cambiar impresiones, compartir el morbo, la excitación. Veo que pide las copas en vasos de plástico, así que sí, vamos abajo. Los dos solos.

No se anda con rodeos. Nos dirigimos directamente a las camas y una vez allí, me arranca la ropa. Sin dejar de besarme, se desnuda también él. Se echa sobre mí y lame todo mi cuerpo, me abraza, rodamos hasta quedar él debajo de mí y ahora soy yo la que recorre su cuerpo con la boca, la que exploro todos sus rincones con mis manos, con mi lengua, la que le saboreo. Se deja hacer. Me está pidiendo tiempo, sé que está recordando lo que ha visto, regodeándose en los detalles, pensando qué partes va a querer que yo le cuente, disfrutando que… por muchos tíos con los que yo esté, es él quien mejor me conoce, quien más placer me da… por muchas pollas que me follen, la suya es la que yo quiero… por muchas bocas que me coman, la suya es la que más me hace disfrutar… sabiendo que, sin él a mi lado para compartirlo, todo esto no tendría sentido para mi…

Entonces noto una presencia. Me giro, aquí hay luz, por primera vez en toda la noche veo claramente a quien se me acerca… es él de nuevo, el “chico de nuestras fantasías”… miro a L., no sé si le apetece, su sonrisa me indica que sí, le invito a pasar a la cama con nosotros. Se quita la ropa y se nos une. Nos fundimos los tres en un abrazo, tumbados, yo en medio, piel contra piel, un lío de brazos, piernas, sexos húmedos y calientes… nos separamos un poco, L. se sienta y lleva mi cabeza a la entrepierna del chico, empiezo a mamar su polla, la recorro en toda su longitud con la lengua y cuando llego al capullo… veo la cabeza de L. junto a la mía, él también saca la lengua, el chico susurra “me encantaría que me la chuparais los dos, si os apetece”… lo hemos hablado muchas veces, lo hemos hecho alguna vez… L. se acerca, abre la boca, creo que me voy a correr solo de pensarlo… ahí estamos los dos, nuestros cuerpos pegados, nuestras bocas juntas y cuando aproxima su lengua a la polla… siento en mi pierna un líquido cálido que baja despacio…mmm…. ha sido una noche muy, muy excitante…

Comentarios

  1. De nuevo felicitarte por contarnos tus vivencias, hacernos disfrutar de ellas he imaginar como fue poniéndonos como motos. Gracias
    Mil Besos y Caricias por todo los rincones de tu maravilloso cuerpo, tu fiel admirador.

    ResponderEliminar
  2. No se que decirte para no repetirme, lleyendote probocas en mi una excitacion especial, me encanta. Este relato es muy muy bueno y .... daria lo que fuera por ser el "chico de vuestras fantasias" jeje.

    Un beso muy fuerte ....

    Trueno.

    ResponderEliminar
  3. Bueno, Trueno pues... espero que me sigas leyendo y, ¿quién sabe? quizás un día te reconozcas en algún relato ¿verdad?
    Besos indecentes, donde tú quieras.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

First Dogging

Verte con ella

Mi primer pub liberal