De Voyeur

Ayer vino G. a cenar a casa después de muchísimo tiempo sin quedar con ella. Tras la cena, L. fue a la cocina a buscar el hielo para tomarnos una copa y el muy gracioso, cuando volvía, apagó la luz de pronto y se quedó callado. Después de la carcajada inicial, al ver que no encendía la luz, me quedé quieta y en silencio, tratando de averiguar lo que estaba pasando en la oscuridad. Nada, no se oía ni una mosca… al parecer los tres estábamos quietos, callados, sin saber lo que los otros dos hacían.
Empecé a imaginar que L. seguramente se había acercado a G. Que seguramente la estaba tocando, besando, acariciando. Y que también seguramente a G. le gustaba y le respondía. Mi calenturienta imaginación me provocó una excitación enorme, tanto que pensé “qué diablos, si eso es lo que está ocurriendo, ¡quiero verlo!” y me eché a reír. Al romper yo el silencio, G. y L. también estallaron en carcajadas y entonces L. volvió a dar la luz… aún estaba de pie junto al interruptor, ¡no se había movido del sitio en todo el rato! Ni siquiera se había acercado a G. que, sin embargo, se mostraba sonrojada, lo que me hizo suponer que ella también había estado imaginando lo que podía estar ocurriendo entre L. y yo.
L. aún riéndose, se acercó, ahora sí, a G. pillándola totalmente desprevenida y nos hizo una demostración práctica de cómo no le hacía falta apagar la luz para… desabrocharle el sujetador y meterle un hielo por el escote. Claro, G. pegó un brinco en su silla y empezó a hacer aspavientos y a pegar grititos, metiéndose la mano por el escote para sacar el hielo. Eso nos permitió tener una agradable visión de sus generosos pechos, liberados de la ropa interior. Mmmm… Una vez recuperado el hielo se dirigió a L. y trató de metérselo por los pantalones sin darse cuenta de que, al hacer ese gesto, L. metió las manos por las mangas de su blusa y voilá! En unos momentos el sujetador salió volando por el escote, como si fuera un truco de magia. También hay que decir que G. no opuso demasiada resistencia, a decir verdad, ninguna… le puede el morbo…. Mmm… De todas formas, fingió una mueca de enfado y se sentó de nuevo en su silla con los brazos cruzados como para proteger su pecho y L. con su mejor cara de angelito le pidió disculpas y decidió que iba a compensar el mal rato pasado…
De pie tras su silla comenzó a besarle el cuello, las orejas, los hombros… mientras yo, copa en mano, disfrutaba de la situación. Cogiéndola por la barbilla la hizo girarse hasta quedar frente a frente con ella, y siguió besándola hasta que ella entreabrió la boca y ví como L. la morreaba, jugando con su lengua en la de G., que se dejaba llevar por él. Sin dejar de besarla, L. levantó su blusa y dejó sus tetas al descubierto, con lo que yo me puse a cien. Notaba latir mi sexo húmedo y deseaba más, quería verles besarse, tocarse, desnudarse, quería que siguieran, que se lamieran, que se comieran, que follaran… quería verlo todo sin intervenir… y presentía que iba a conseguirlo. G. se mostró sumisa, dejando que L. le quitara la blusa y la condujera al sillón, donde suavemente le quitó el resto de la ropa: primero la falda, los zapatos, las medias y las bragas… sin dejar de besarla se desnudó también él.
Me miró, invitándome con esa mirada a unirme a ellos, pero yo estaba encantada con ese pase privado, me excita tanto ver a L. follar con otra mujer… así que le hice un guiño para indicarle que estaba bien así y seguí sentada en mi silla, a escasos metros de ellos.
L. tumbó a G. en el sofá y se inclinó sobre ella, sujetándola por las manos. Vi como su lengua se dirigía a sus pechos, cómo sus pezones se endurecían al contacto de la caricia, cómo él abría más la boca y atrapaba la teta de G. que gimió de placer, estremeciéndose. Empecé a sentir calor, mucho calor, y me quité la camisa. G. me miró y sonrió pícaramente al comprobar que debajo no llevaba nada. Entonces L. bajó lamiendo a G. hasta alcanzar su clítoris, y empezó a comerle el coñito, despacio, con suavidad… La vi tumbada, con los ojos cerrados, los pezones erectos… la cabeza de L. entre sus piernas, moviéndose lentamente, intuía su lengua, recorriendo su sexo, entrando y saliendo de ella…
Me quité la falda para estar más cómoda, pero dejé el tanga puesto, sé que a L. le gusta… y me senté junto a G. Bajé la cabeza y empecé a chupar sus pezones, a acariciar sus pechos. Su cuerpo se arqueaba, gemía de excitación… pero yo quería dejar que el ritmo lo marcase L. así que me levanté y permanecí sentada a su lado. Poco después, L. se levantó y G. se incorporó un poco con lo que su cabeza quedó justo al lado de la polla de L., que lógicamente tenía una gran erección. Vi como L. colocaba sus manos en la cabeza de G. y la dirigía lentamente hacia su miembro. Ella, dócilmente, abrió la boca y atrapó sin vacilar el pene que se le ofrecía, iniciando un rítmico movimiento con su cabeza al tiempo que sus manos asían las nalgas de L. de pie frente a ella. A medida que el movimiento se hacía más rápido, G. fue echándose hacia atrás hasta quedar totalmente recostada en el sofá. Esto hizo que L. cambiara de posición, quedando de rodillas encima de ella y dejando ahora el sexo de G. expuesto, desprotegido…
Llevé hacia ella mi mano, toqué su cortito vello púbico, sus labios, los acaricié, los recorrí, los abrí lentamente… los notaba hinchados, palpitantes… me levanté un poco y me incliné… mi lengua repitió el recorrido que mis dedos acababan de trazar. Notaba su sabor, su calor… ella abrió un poco más las piernas y utilizando mis dos manos, abrí su sexo e introduje mi lengua en su vagina, que me esperaba cálida y húmeda. Delante de mí, L. seguía sobre ella, que gemía de placer y apretaba sus nalgas a cada embestida dentro de su boca. Cambié de postura, me arrodillé en la alfombra y abrí sus piernas más aún, hasta que mi cabeza quedó justo en medio y seguí chupándola, lamiéndola, comiéndola… Supe que estaba a punto de correrse y saqué la lengua, empezando de nuevo a acariciarla con mis dedos, realizando círculos, cada vez más rápido, más, más… hasta que noté esa conocida tensión en su sexo, en sus piernas, su grito y el arqueamiento de su cuerpo… en ese momento yo no podía verlo pero imaginaba la polla de L. en su boca, dentro, muy dentro, hasta su garganta, mientras ella se corría… Una última sacudida y sus piernas temblaron, junto a mi… besé sus rodillas y me levanté.
De nuevo en mi silla ví cómo, tras darle unos minutos para que se recuperara, L. la ayudaba a ponerse de pie mirando hacia el sofá. Entonces, inclinándose hacia delante apoyó las manos y le ofreció su sexo, que L. evidentemente aceptó. Mientras le metía la polla yo deslicé mi mano bajo mi tanga, estaba muy muy caliente… empapada… excitada… comencé a acariciarme mientras L. follaba a G. Veía su pene entrar y salir, con suavidad primero, luego más deprisa… y más, y más… mientras las tetas de G. se movían al mismo ritmo… recordé la sensación de sus pezones en mi boca, su sexo en mi boca… mi dedo cada vez se movía más deprisa… el mismo dedo con el que acababa de masturbar a G. estaba a punto de hacerme correr también a mi… Seguí tocándome bajo mi tanga, mientras G. y L. follaban, vi cómo él acariciaba su culo y… mmmm… no pude resistir por más tiempo y… me corrí… uuuuuffffff!!!! Me sentía fenomenal, me encantaba lo que estaba ocurriendo, lo que estaba viendo…
Entonces L. le sacó la polla a G. y la giró, sentándola delante de él…. para echarle toda su leche por encima, en la cara, en el cuello, por las tetas… vi su corrida y me alegré tanto de haber podido presenciarla… mmm… ¡que casi me corro otra vez!

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