Sola en casa

Hoy comí en casa, para variar. Y también para variar, después de comer me sobró un ratito. Pensé ponerme a hacer algo, que siempre hay algo que hacer, pero estaba cansada y la verdad es que no me apetecía. Así que, aprovechando que estaba sola en casa, decidí tirarme en el sofá, tan ricamente. Y tal cual lo decidí, lo hice.

Estaba yo con la modorra esa que entra después de comer y no sé qué me pondría a pensar, quizás en mi siguiente entrada para el blog... el caso es que empecé a notar como calorcillo. ¡Caray! pensé, ¡si no he hecho nada! Y justo entonces recordé cuando alguna vez L. me ha contado que ahí tirado en el sofá pensando en sus cosas se había empezado a poner cachondo y había terminado masturbándose. Cuando me lo cuenta suelo decirle que qué burro, que así sin más, que hay que ver los hombres...

Pero el caso es que, aún sin saber de dónde me venía, me notaba excitada. Y estaba sola en casa. Busqué una postura más cómoda entre los cojines. Por una caricia o dos no iba a pasar nada, seguro. Así que, ni corta ni perezosa, llevé la mano a la cremallera de mi pantalón y suavemente la fui bajando, despacito... entonces metí la mano y acaricié mi sexo por encima del tanga... siii, decididamente ese calorcillo era excitación, no la calefacción de casa. Seguí acariciándome mientras veía, o mejor dicho miraba, no sé qué que ponían en la tele y cuando quise darme cuenta, mi mano ya se había abierto camino por debajo del tanga y acariciaba mi pubis, mi vello cortito, mis labios.

Cierto es que no tenía nada previsto, y en un ratito tendría que volver al trabajo, pero quizás, sólo quizás, podía jugar un ratito más... jugar... eso me hizo recordar la bolsita de los juguetes sexuales, la que L. tiene escondida para que quede fuera del alcance de cualquier par de ojos que no sean los suyos o los míos... y yo aquí, sola en casa, y con este calentón, sola en casa...

Me levanté del sofá y me fui derecha a la habitación. Busqué la bolsa, la abrí... y seleccioné. Como cuando vas de compras, hoy voy a ponerme... el consolador grande, no, no, el pequeño, o tal vez... espera, puedo probarme los dos, mmm, si, a ver qué tal me quedan...

Ya no notaba solo calor, también una humedad bajo mi tanga, esa sensación tan rica, tan apetecible... saqué los dos, definitivamente. Y el lubricante, ese de efecto calor... pensé que bastante calor tenía yo ya pero bueno, no tenía otro así que parecía la mejor elección.

Me senté en la cama... y me volví a levantar. Para bajarme el pantalón. Lo deslicé hacia abajo... hasta el suelo... luego metí las manos por los lados del tanguita... y lo fui bajando, anticipando ya lo que iba a hacer... ese calor en mi entrepierna...

Me tumbé boca arriba y abrí un poco las piernas... de nuevo bajé la mano a mi sexo, caliente, continué con las caricias que había iniciado en el sofá, mmm, realmente no se me había pasado ni un poquito la excitación... con dos deditos abrí los labios y busqué mi clítoris... fue fácil, lo acaricié suavemente, luego con un poco más de fuerza, hasta notar cómo se endurecía...

Probé el consolador grande, al pequeño no le funciona el vibrador... mmm, al grande si.... volví a dejarlo sobre la cama a mi lado y cogí el pequeño y el lubricante. No parecía hacer mucha falta pero me resulta agradable y excitante. Eché un poco en la punta y la acerqué a mi coñito.... muy, muy cerca... un poquito más y... uffff, entre el lubricante del bote y el mío natural... el juguetito entró con una facilidad asombrosa... entero... mmm... lo dejé metido y cambié de mano para coger el otro, el grande, le puse el vibrador y... lo acerqué a mi clítoris.... ahhhh

Entonces sí que me subió la temperatura, la excitación y qué sé yo qué más cosas... con una mano movía el consolador metido en mi vagina, dentro, fuera, dentro, fuera... en círculos... con el otro, jugaba en mi clítoris notando su dulce vibración... ufff, madre mía... sabía que no iba a aguantar mucho....

Solté uno de ellos, llevándome la mano a las tetas... me encanta sentir caricias en ellas cuando estoy a punto de correrme... mis pezones se endurecieron, tanto como mi botoncito... volví a coger el consolador, lo metí un poco más, el otro vibró un poco más... mmmmm.... siiii, una oleada de placer me invadió y... llegó el momento... mmmm.... correrme con los dos vibradores fue tan, tan placentero...

Me levanté, recogí todo, y me fui a trabajar, tan contenta :-)

Comentarios

  1. jeje es lo que pasa despues de comer o te entra la modorra o te entra otra cosa. Gracias por contar tan bien tus vivencias

    ResponderEliminar
  2. Gracias a ti por leerlas... y disfrutarlas. Un beso.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

First Dogging

Verte con ella

Mi primer pub liberal