A cuatro patas

La otra mañana, llegamos al pub y no había nadie. Así que nos sentamos a tomar algo y a charlar tranquilamente. Entró algún chico pero pensamos que esa mañana íbamos a tener poca animación, por lo visto el día anterior una pareja había convocado una kedada y había acudido bastante gente y claro, dos días seguidos no hay mucha gente que se los pueda permitir. El caso es que tras acabar la cerveza pedimos otra y nos metimos a tomarla dentro. Yo me dirigí a una de las mesas pero L. me miró con esa cara que pone cuando está tramando algo y se fue justo hacia el otro lado sonriendo. Como no pude resistirme le seguí hasta que se metió en la sala que llaman “el confesionario” y se sentó en el diván. Dejamos las copas en la mesita y empezamos a besarnos y a acariciarnos. L. buscó mis pechos debajo de mi camiseta y no sé si porque no los encontraba debido a la oscuridad o quizás pensó que yo tenía calor… el caso es que prefirió quitarme la camiseta con lo que los dos ganamos en comodidad. Me quedé en sujetador y seguimos besándonos apasionadamente. Las manos y la boca de L. me recorrieron provocándome una gran excitación y respondí buscando por debajo de los pantalones de L., que en ese momento ya empezaba a tener una erección. Durante algunos minutos disfrutamos de ese momento, de nuestros cuerpos, y vimos que alguno de los chicos pasaba por el pasillo y nos miraba, aunque ninguno entró. También pasó la relaciones públicas enseñando el local a alguien y se paró a explicar por qué a esa sala le llaman “el confesionario”. Vi la silueta de un chico pero no supe si iba solo. Siguieron con su ruta turística por el resto del local y L. aprovechó la pequeña interrupción para salir al aseo. Me quedé esperándole allí, en sujetador y copa en mano y como sé que le gustan esas cosas pensé que le resultaría divertido no encontrarme allí a su vuelta así que me fui a dar un paseo.
Dejé la copa y por supuesto ni me molesté en buscar mi camiseta. Me asomé a la barra, había poco movimiento. Pasé por las taquillas y un chico se estaba desvistiendo en ese momento. Me miró con deseo pero no dijo nada. Eché un vistazo a la mazmorra, que también estaba vacía, y finalmente decidí acercarme al jacuzzi pero tampoco allí había nadie, de momento. Supuse que L. ya habría vuelto y emprendí mi viaje de regreso. Al pasar por las taquillas el chico al que había visto estaba ya desnudo, solo con una toalla a la cintura. Esta vez me miró con más insistencia pero tampoco dijo nada. Al atravesar el salón hacia el confesionario podía notar sus ojos clavados en mi culo. L. aún no había vuelto así que decidí esconderme en la pista oscura, que también estaba vacía. Pero justo cuando me metía apareció L. y me pilló así que no pude darle la sorpresa que quería. Tampoco me importó, sabía que había estado dando una vuelta y me preguntó qué tal, atrayéndome hacia él. De nuevo empezó a besarme y a acariciarme todo el cuerpo, pero esta vez se reclinó hacia atrás y suavemente me bajó la cabeza por su pecho hasta su cintura y un poco más. Abrí la cremallera de su pantalón y allí estaba su polla, hinchada y erecta. Me la metí en la boca y empecé a comérsela. Despacio, saboreándola, notando su dulzura, su poder… L. me giró un poco hacia su lado para poder acceder mejor a mí, y poco a poco fue bajándome los pantalones primero y el tanga después. Mientras yo seguía lamiendo su polla él empezó a jugar con mi coñito que ya empezaba a humedecerse… me gustaba su tacto, sus caricias, sus dedos sobre mi… abrí un poco más las piernas y entonces otra mano además de las de L. comenzó a acariciarme. L. retiró su mano para dejar paso a aquella otra que prometía algo muy interesante.
Mmmm, estuvimos así un rato, hasta que L. me subió la cabeza, me besó y me puso de pie girándome de forma que yo quedé justo en frente del otro chico. No llevaba camisa, sólo una toalla enroscada en su cintura. Acerqué mi boca a su cuello y le besé, mordisqueándole, luego sus orejas… le noté estremecerse pero no dejó de acariciarme en ningún momento. L. detrás de mí jugaba con mis tetas ante su cara y me pegaba a su cuerpo. Noté claramente su erección por debajo de la toalla, levantándola, invitándome a entrar. Deslicé la mano y sentí su calor, su polla firme y caliente, llena a reventar. La agarré y comencé a moverla con cuidado, sabía que estaba a punto de correrse. Sus gemidos junto a mi oreja lo confirmaban. Entonces me susurró que no podía aguantar más y le dije que esperaba que eso no fuera un problema para él… rió y su cuerpo se estremeció, jadeó pegándose a mi más aún y tras una sacudida más sentí toda su leche en mi mano… caliente, húmeda, tan rica… Me abrazó y le besé antes de que fuera al baño. L. me esperaba acariciándose tumbado en el diván. Le sugerí irnos al jacuzzi y fue a la barra a pedir las llaves de la taquilla.
En el jacuzzi pequeño había un chico y una chica, pero para mi gusto el agua estaba demasiado caliente así que nos fuimos al grande, aunque no había nadie. Cuando salimos, L. me llevó a la mazmorra y me puso un antifaz que había pedido a las camareras, el muy sinvergüenza! Aún con los ojos vendados, sabía que me había situado justo debajo de los grilletes y efectivamente me subió los brazos y me los puso. Entonces comenzó a acariciarme y sentí su boca en mis tetas, su lengua jugando con mis pezones, que ya estaban duros de la excitación… sus manos recorrían mi espalda, mi culo, me acariciaba, me agarraba… mmmm…. Me encanta esa sensación y me dejé llevar por ella.
No podía ver nada, claro está, pero mis otros sentidos sí funcionaban. Perfectamente. Y mi oído me indicaba que a mi alrededor seguían ocurriendo cosas. Primero fueron sonidos leves: pisadas cuidadosas, murmullos de movimientos cercanos a mi, respiraciones... Luego voces, solo susurros, pero claros. Destacaba una voz femenina. Debía estar junto a la puerta de la sala y hablaba tan bajo que no pude entender lo que decía, pero sí escuché la voz de L. invitándola a unirse. Respondió con una risa suave, sensual, tímida. El morbo me invadió. No sabía quién era, ni cómo era, probablemente la chica que había visto poco antes en el jacuzzi, o quizás acababa de llegar. Lo que sí parecía claro es que la visión de mi cuerpo desnudo, los ojos vendados y mi postura totalmente expuesta, con las piernas abiertas y los brazos por encima de la cabeza, las manos sujetas en los grilletes... algo le había provocado, curiosidad, morbo, excitación... Deseé ardientemente que se acercara, que me acariciara, que juntara su cuerpo al mío y me besara, me lamiera, me poseyera. Sentí mi sexo húmedo solo con la perspectiva de ese contacto, mmm, una mano rozó mi hombro, se deslizó hacia abajo y agarró mi teta al mismo tiempo que una boca besaba apasionada mi cuello. No, no era ella. La mano era claramente masculina, su forma de moverse también, y la boca. No estaba segura de si pertenecían a la misma persona. Aún no lo estoy. Respondí a los besos jugando con mi lengua en una oreja, luego con mi boca en la suya. A las caricias respondieron mis pezones por su cuenta. Sentí un cuerpo que se apoyaba en el mío. Un miembro duro, firme y erecto, se clavaba en mi pierna.

Supuse que había varias personas a mi alrededor y L. me lo confirmó al sugerirme que fuéramos a otro sitio pues había demasiada gente. Al oído me preguntó si me apetecía que nos acompañara el chico al que había estado besando. Asentí y, tan sensual como pude, le susurré dos palabras: "quieres... follarme?" Su polla casi me taladró la pierna mientras su boca abarcaba toda la mía. L. me soltó los grilletes y retiró el antifaz. Le cogí de la mano y dócilmente se dejó conducir a las camas. L. nos seguía sonriente. Suele decirme que le encanta verme follar con otros. A veces sus ojos lo dicen sin hablar. Como en ese momento.

L. se tumbó en la cama y yo le abrí las piernas y me coloqué entre ellas, cogí su polla y me la metí entera en la boca mientras ponía el culo en pompa. El otro chico, C. pilló tan sutil indirecta y empezó a acariciarme el coño. Pasaba un dedo por mis labios, completamente lubricados, los abría, trazaba círculos y me hacía gemir, aun con el pene de L. ocupando toda mi boca. Entonces cambió el ritmo y comenzó a meter y sacar un dedito en mi vagina, empujando con fuerza cada vez que su mano hacía tope. Y a cada empujón, todo mi cuerpo se movía, provocando que la polla de L. entrara y saliera en mi boca, facilitando mi sabrosa tarea.

Yo estaba a gusto en aquella postura pero tras un ratito a C. le debí de dar envidia, o le entró el hambre, no sé. El caso es que quitó la mano y le sentí cambiar de postura. ¡Para no sentirlo! Lo que entraba y salía ahora de mi empapado sexo no era un dedo sino una húmeda y juguetona lengua. ¡Qué gusto! Aquella especie de 69 a tres bandas me pareció delicioso.

Pero la polla de C. También quería lo suyo, claro, así que de nuevo cambiamos de postura. Bueno, en realidad cambiaron ellos porque yo, aunque levanté un poco la cabeza,  permanecí a cuatro patas. Solo que de pronto me encontré con dos pollas, solo para mí. Una en mi coño y otra en mi boca.

En un alarde de sincronización, L. se tumbó debajo de mi metiendo su cabeza entre mis piernas y dejando de nuevo su polla al alcance de mi boca, mientras que C. se había incorporado y situado detrás de mi, agarrando mis caderas. No sé en qué momento se puso el condón, tal vez cuando aún me comía el coño, porque tan pronto me cogió, me metió toda la polla haciéndome gritar de placer, y comenzó a follarme salvajemente mientras L. y yo hacíamos un 69. Yo ya no estaba húmeda, ni mojada, ni empapada. Se podría decir que a esas alturas ya chorreaba. Su polla entraba en mi y salía tan fácilmente… produciéndome un placer indescriptible, su cuerpo chocaba con el mío con ese ruido tan característico, tan rítmico, me agarraba el culo con las dos manos… y de pronto ¡zas! el cachete en mi nalga sonó… ufff, ¡qué subidón! Sobre todo teniendo en cuenta que mientras tanto, L. disfrutaba de un primer plano en exclusiva, sin dejar por ello de atender a su tarea. Durante unos minutos, C. siguió follándome a un ritmo frenético hasta que finalmente, y sin sacarme la polla, sentí su explosión al lanzarme toda su leche.

Nos tumbamos a descansar un poco y cuando estábamos charlando relajadamente se acercó el chico que estaba antes en el jacuzzi. Pidió permiso para sentarse con nosotros y se unió a la conversación.  Entonces L. salió de nuevo al baño, no es que tenga problemas con ese tema, jejeje, es que le encanta dejarme sola y encontrarse alguna sorpresa a su vuelta. Y eso justamente es lo que ocurrió. Que se nos acabó la charla y decidimos pasar a la acción. Me senté sobre J., el recién llegado, y C. se puso a mi lado de rodillas. Y mientras yo se la comía, J. disfrutaba de mis tetas, se las metía en la boca, las masajeaba y mordisqueaba mis pezones. Y debía de gustarle porque noté como, debajo de mi, su polla estaba cada vez más dura y crecía presionando mi sexo. Le pedí que se pusiera un condón y me senté de nuevo sobre él, pero esta vez metiéndome la polla. Empecé a moverme delante y detrás, sin soltar el miembro de C. cuando de pronto sentí aflojar la presión de J. dentro de mi y por su expresión supe que se había corrido… demasiada excitación.

En ese momento regresó L. y bromeando nos regañó por no haberle esperado, aunque no tuvimos ningún problema en que se incorporara al juego. Le pedí a C. que se corriera en mis tetas, me apetecía un montón, y él accedió. Sin embargo, ya se había corrido un par de veces y me dijo que tardaría un poco… a no ser que me follara. No es que yo tuviera prisa pero me apetecía, así que le dije que cómo quería hacerlo y sin contestarme se colocó de nuevo detrás de mi y me la metió, me hizo apoyar las manos en la cama y lógicamente, de nuevo me quedé a cuatro patas, debía de ser la postura oficial del día. L. tumbado a mi lado me tocaba, me acariciaba, me besaba y llevando una mano a mi culito empezó a jugar con él. Notaba la polla de C. entrar y salir, un dedito de L. en mi culito también entraba y salía… ufff… la verdad es que aquello me puso como una moto y sentí como mi clítoris se hinchaba, palpitaba… hasta que no pude más y me corrí entre gemidos de placer.

Caí en la cama, con mis tres chicos alrededor y pedí un descanso… y una cerveza! Lamentablemente era un poco tarde y C. tenía que irse… lo sentí de veras, me había hecho disfrutar un montón esa mañana y además, me debía algo. Espero tener ocasión de saldar deudas.

Salimos de la sala de las camas y me di una vuelta por el local, a ver si había novedades. Seguía tranquilo, sólo ví a dos o tres chicos tomando algo, ni rastro de la chica que había oído en la mazmorra ni de ninguna otra. Tras el salón hay un reservado que permite ver las mesas a través de una celosía. Me gusta mucho ese rincón así que me escondí allí preguntándome cuándo tardaría L. en encontrarme. Le ví pasar hacia la pista de baile, volver, asomarse a la barra y regresar. Y entonces, como me conoce bien, debió de ocurrírsele dónde estaba porque sin dudar salió por el pasillo y apareció a mi lado, sonriendo. Como premio le abracé, le besé, él me correspondió besándome por todo el cuerpo mientras me tumbaba boca arriba y acariciaba mi cuerpo, mis pechos, mi sexo… Estaba de pie junto al banco en el que yo estaba tumbada y me acerqué a su miembro, fuerte y viril. Lo besé, lo acaricié, lo recorrí con mi lengua y lo sentí crecer más aún. En ese momento, por la parte de atrás del reservado, unas manos me acariciaron y una cabeza buscó mi coñito… Ni idea de quién era, pero era suave y delicado, su nariz se hundía en mi sexo y su boca me buscaba, su lengua… de nuevo empecé a gemir, no puedo evitarlo… y cuanto más me lamía más deseaba que siguiera.

Me incorporé y le indiqué que fuéramos a la cama redonda, que está justo al lado. Nos fuimos los tres para allá y, como ya había asumido que ese día estaba siendo muy perra… me puse a cuatro patas, al borde de la cama. Al mirar al techo vi reflejada mi imagen en el espejo, el chico rubio se puso detrás de mi y me tocó el coño, me lo abrió y muy despacio introdujo su polla hasta el fondo, igual de despacio la volvió a sacar mientras L. hacía lo mismo pero en mi boca. Ya no podía mirar al espejo del techo pero si lo hubiera hecho habría visto mi espalda, mi culo y dos pollas que me penetraban una por la boca y otra por el coño, a la vez, una y otra vez, haciéndome estremecer. El chico rubio se corrió y L. no quiso perder el tiempo, después de todo él aún no me había follado… cambiamos de postura y también él me folló a cuatro patas, agarrándome las caderas y moviéndomelas mientras su polla me penetraba, su cuerpo chocaba contra el mío, su mano azotaba mi culo… otro chico se acercó a mirar y detrás de él, una chica. Reconocí su voz, su risa… y en ese momento L. se corrió con un grito de placer, dentro de mi, lanzándome sobre la cama y  cayendo encima de mi, todo su cuerpo sudoroso me cubría… mmmm…. Qué placer! Me giré hasta quedar sobre mi espalda y la chica se acercó. Levanté la mano hacia sus tetas y ella rió, y me dijo “aún quieres más? Qué guarra, no?” Le dije que sí, que la quería a ella pero… ella tenía otros planes. Quería follar con el otro chico que había entrado. Una lástima, me hubiera encantado hacérmelo con ella, que L. se lo hiciera con ella… mmm… solo de pensarlo habría podido correrme una vez más pero… me temo que eso tendrá que esperar hasta otro día que coincidamos.

Comentarios

  1. Acabo de leer este relato y me parece tremendamente excitante. Quién fuera C., J. o incluso L.! Lástima haber leído vuestro anuncio tarde, porque esta mañana no puedo. Me encantaría ser uno de vuestros seleccionados, sin agobiaros, claro. Me encantan tus relatos Nina, y también escribir, por si aceptas alguna colaboración. Besos y caricias. Juan el uruguayo

    ResponderEliminar
  2. gracias por compartir tus vivencias, yo lo intenté hace tiempo en mi blog adiarioesposible.blogspot.com pero la verdad, me cansé de hacerlo, por eso valoro más tu perseverancia

    me he masturbado leyendo tu experiencia en un bar y con la pelirroja :)

    gracias por un buen orgasmo, un beso cariñoso

    ResponderEliminar
  3. Mmmm... gracias y me alegro! De eso se trata, de compartir momentos de morbo y placer.
    Besos... y más.

    ResponderEliminar
  4. Muchas gracias por relatar tus vivencias me han puesto a cien y mas, que pena no estar ese dia en el pub jajaja muchos besos y lo que tu quieras.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

First Dogging

Verte con ella

Mi primer pub liberal