Sesión de obediencia

Esta última semana ha sido un poco complicada: mucho trabajo, algunos problemillas familiares… por fin llegó el fin de semana y decidimos relajarnos. Salimos a tomar algo en familia, por la tarde. Yo tenía ganas de marcha, de la marcha que no había podido tener durante la semana… pero bueno, tenía que esperar a la noche, a estar en casa tranquilos y poder dedicarnos a nosotros, ¿o no? Quizás podía tener una especie de aperitivo, para preparar el terreno.
Estábamos tomando una cerveza en un pub irlandés y entonces me llegó un mensaje al móvil. Lo cogí pensando “no será algo de trabajo, hoy no!” Y efectivamente, no lo era. Era un mensaje de mi pareja, que incluía una palabra clave, mmmm la que utilizamos como señal para indicar el inicio de un juego, un juego de sumisión. Cuando uno de los dos recibe esa palabra inmediatamente debe obedecer al otro en sus peticiones que, lógicamente, son de tipo sexual, mmmm… en el pub irlandés… ¿qué me va a pedir aquí? Y además, no estamos solos… El juego dura lo que quede de día así que supuse que simplemente me indicaba lo que me esperaba esa noche y mi imaginación empezó a fantasear… mmm, ¿qué sería? Un masaje erótico, una sesión de juguetes, algo de bondage, quizás… me excitaba pensarlo, tanto que empecé a notar cómo mi tanga se humedecía, ufff, tenía que esperar a la noche, nada más.
Pero de nuevo me equivocaba, no era mi día de adivinadora, estaba claro. Primera orden, por SMS, tres palabras: “tócame la polla”. ¿Aquí??? Bueno, ¿y por qué no? Además, el juego es el juego y no seré yo quien rompa las normas. Acerqué mi silla a la de L. y seguimos charlando tranquilamente mientras mi mano se apoyaba en su pierna y lentamente ascendía. Trago de cerveza, broma, todo normal, me incliné sobre él riéndome y al hacerlo le rocé con las tetas en el brazo y le besé la mejilla, cerca de la comisura del labio. Mi mano ya había alcanzado la entrepierna y noté cómo su paquete crecía. Podía notar su excitación cuando le besé y planté mi mano directamente encima de su polla, que luchaba por salir de su encierro. La acaricié suavemente y entonces llegó la segunda orden: “ve al baño y quítate el sujetador”. Miré a mi alrededor, en la mesa de al lado acababan de sentarse cuatro chicos que, a juzgar por sus ropas, venían de jugar un partido”. Le dije a L. “se me va a notar todo” y él respondió “¿y?” Y se quedó mirándome con esos ojos que me hacen perder el sentido y esa sonrisa lasciva, que me llevó a anticipar lo que íbamos a tener esa noche. Toda la sangre debió de bajar a mi clítoris, porque de repente perdí la capacidad de pensar, de oponerme, de argumentar, y me fui directa al baño.
Cuando salí tuve una sensación que hacía algún tiempo no experimentaba. Mi jersey se pegaba a mis pechos y el roce de la ropa suelta sobre mis pezones tuvo un efecto inmediato sobre ellos, que empezaron a ponerse firmes, duros, sensibles, dispuestos a responder ante cualquier estimulación. Podía imaginar las areolas de mis pezones, oscureciéndose por la excitación. Notaba el movimiento de mis pechos y creo que no era la única en notarlo. Me gusta la sensación de no llevar ropa interior. Y me gustan las miradas que siento en mi cuerpo. Sentir el deseo, la excitación… mmm. Llegaba a nuestra mesa, y vi como uno de los chicos de la mesa de al lado no me quitaba ojo ¿o me lo estaba imaginando? quizás, pero eso me hacía sentir bien, muy bien. Llegué al lado de L. en un estado de excitación poco admisible para un pub irlandés lleno de familias y niños a las 8 de la tarde de un sábado. Me daba igual, abracé a L. por detrás y me coloqué a su lado, deslizando en su bolsillo mi sujetador. Sonrió.
Pasé el resto de la velada en el pub esperando nuevas órdenes, imaginándolas, fantaseando, sabiendo que no era posible por las circunstancias pero deseando que L. ejerciera su papel de amo. Poco antes de irnos, pasé de nuevo al baño. Notaba mi excitación, mi sensibilidad ahí abajo, mis labios hinchados y mi clítoris endurecido… lo acaricié un poco, sentí de nuevo mis pezones responder y saqué el móvil, decidida a inmortalizar el momento. Cuando salimos a la calle le envié la foto a L.: un primer plano que mostraba que había cumplido exactamente sus órdenes, por si mi ropa interior en su bolsillo no lo dejaba lo suficientemente claro.
Volvimos a casa y yo no veía el momento de poder cumplir órdenes. Tras el típico caos familiar del fin de semana, por fin L. y yo nos quedamos solos y tranquilos en el salón. Entonces me pidió que encendiera el ordenador. Lo hice. Conecté la cam y pronto tenía compañía masculina en la pantalla. L. me iba dando órdenes “sé complaciente” “me gustaría ver tus tetas”, yo obedecía. Me levanté la camiseta, dejando mis pechos al aire, luego me la quité y empecé a acariciarme para deleite de mi amigo, que se masturbaba para mí en mi monitor. Mis manos recorrían mis tetas, jugaban con mis pezones, que pellizcaba suavemente y retorcía… tras la tarde de libertad que llevaban reaccionaron como era de esperar. Me gustan tanto las caricias en los pechos… seguía tocándomelos imaginando que era la boca de L. quien jugaba con ellos, quien los lamía, los mordisqueaba, mamaba de ellos… ufff. Mi amigo me pidió que le enseñara el coñito, yo sólo podía obedecer, tenía la orden de ser complaciente y bajé la cam. Me quité el tanga, subí una pierna y me mostré totalmente abierta, mojada, excitada. Mientras tanto L. lo observaba todo desde un lugar privilegiado. Se tocaba, se excitaba mirándome. Mis dedos acariciaban mi vulva, el clítoris, trazaban círculos cada vez más rápidos. Me metí un dedo y jugué en mi interior, con ansia, lo movía mientras con la otra mano seguía acariciándome el clítoris, las tetas… pensaba que no era mi dedo sino una potente polla que me follaba… lo saqué y me metí dos dedos… mmmm…. Así era mucho mejor, sin duda. Seguí metiéndolos y sacándolos mientras notaba cómo cada vez era mucho más fácil, de lo mojada que estaba. L. y mi amigo disfrutaban de la escena, con las pollas tiesas y poderosas.
Mi amigo me preguntó si tenía algún juguete, a lo que contesté afirmativamente, y L., ejerciendo de nuevo su rol de amo, me indicó cuál debía escoger. Volví de la habitación con el bote de lubricante y las bolas chinas en la mano, las pequeñas, las anales. Mi amigo mostró su aprobación ante la elección y me situé frente a la cámara, de espaldas a ella, con una mano apoyada en el respaldo de la silla, me eché un poco de lubricante en la mano y comencé a masajearme… qué sensación tan agradable, seguí frotándome bien el agujerito, también el coñito, ya que estaba… noté cómo mi excitación aumentaba y me metí un dedito en el culo. Mi amigo estaba ya muy, muy excitado. Yo más. Seguía en la misma postura, totalmente expuesta a la cam y a sus ojos, y a los de L. Subí una pierna a la silla y cogí las bolas, jugueteando un poco con ellas en mi culete. Completamente excitada coloqué la primera de las bolas en el agujerito y empujé suavemente… ufff, le costó un poquito entrar, una punzada de dolor y después… mmmm… qué placer! La sentía dentro de mi, tiré un poco del cordón y al moverla creí enloquecer… jugueteé con el cordoncito y poco a poco fui introduciendo la segunda bola… ufff, la tercera entró casi sola, una más… mmm… qué gusto… habría podido correrme ya, de cómo estaba… la última fue la más difícil, parecía que no quería entrar así que cambié de postura, me senté en la silla y jugué frente a mi cam con el cordón, llevándolo hasta mi clítoris, con lo que me estimulaba al mismo tiempo por delante y por detrás… ahhh, qué sensación… me estoy excitando de nuevo al recordarlo… mmmm… un poco más de masaje, de juego y uffff, la quinta bola entró también… L. y mi amigo, al borde de correrse, me decían cuánto les gustaba, me pedían que jugara con el cordón. Yo sentía las bolas dentro de mi, moverse, vibrar, dándome placer… con la otra mano seguía jugando con mi clítoris, ufff, no iba a poder aguantar más. Me alentaron a que me corriera, querían verme disfrutar antes de irse ellos y yo solo podía… obedecer. Mientras me hacía un dedito tiré suavemente del cordón y noté cómo la última bola en entrar se acercaba de nuevo a la salida, donde la mantuve sin permitirla avanzar… mmmm justo ahí, en mi agujerito, la seguí moviendo y mientras vibraba y me provocaba olas de placer… sentí que ya era inevitable y… uffff, qué orgasmo!!! Me corrí, con todas las de la ley, me sacudieron espasmos y todo mi cuerpo se encogió, se estiró y estalló haciéndome sentir con tanta intensidad…. Ufffff, caí sobre la silla y, en cuanto encontré las fuerzas para teclear, le indiqué a mi amigo que era su turno. Se corrió para mí, que le contemplé desde mi silla, agotada, con las bolas aún metidas. Mmmm, mi excitación se renovó. Nos despedimos a indicación de mi amo, que me pidió apagar el ordenador e irme a la cama donde, tal como me había prometido, me fue sacando las bolas mientras me comía el coño, y me ordenaba disfrutar… mmm… y yo, claro, sólo podía hacer una cosa… obedecer!

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