Casi puta
Las órdenes eran claras: "Vas a hacer correrse a todos los tíos que haya". Lo confieso, entré asustada. Sabía que a esa hora no serían muchos los hombres en el local. También sabía que yo mantenía mi "derecho a veto", por el cual si realmente alguno de los chicos entraba dentro de mi categoría "claramente no", L. no pondría ninguna traba a dejarle fuera. Pero aun así el juego de ese día me acojonaba un poco. Sin embargo, no tardé en calmar mis nervios. El primer hombre al que me encontré nada más llegar resultó ser un conocido, uno de esos chicos del ambiente que tira por tierra todas las teorías de los "indeseables chicos solos", por su saber estar, su agradable charla, su respeto y actitud... y esa lengua tan juguetona, vale. Lo admito, aún sin mis órdenes habría acabado follando con él con bastante probabilidad. Habitualmente no me resulta difícil pedir a un chico que me acompañe dentro pero esta vez fue más fácil aún. De repente le vi ent...