Uno rapidito
El otro día fue genial. Me sentí tan excitada... Sábado por la mañana, solo disponíamos de una hora para nosotros solos en casa antes de volver al mundo real de las rutinas domésticas y familiares. Pero una hora puede dar mucho de sí cuando se sabe aprovechar. Eso me dijiste en el ascensor, sonriendo abiertamente tras consultar tu reloj. Nada más entrar me quité los zapatos como siempre hago. Bueno no, esta vez lo hice un poco diferente pues me encargué de que, al agacharme, mi tanga asomase por encima de la cintura de mi falda. Me había puesto uno que te gusta especialmente, uno que me regalaste tú, el rojo pequeñito, el que es casi un hilito... y al mirarte a los ojos me quedó claro que efectivamente lo habías visto. Sin decir una palabra me cogiste de la mano y me atrajiste hacia tu cuerpo, besándome en la boca, al tiempo que me conducías al comedor. Con los ojos cerrados para disfrutar mejor del placer de tu lengua, me dejé llevar, andando hacia atrás hasta que mi culo chocó su...