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Mostrando entradas de abril, 2013

Remojada

Acabo de vivir una de las experiencias más excitantes de mi vida. Tal vez la que más me ha impactado hasta el momento actual. Seguramente no haya sido nada especial, nada del otro mundo… seguramente si yo fuera objetiva podría calificarlo de una experiencia más, algo que hasta ahora no había probado y ahora sí, algo curioso. Así de simple. Pero no soy objetiva, soy subjetiva, y como sujeto siento. Y las sensaciones que esta experiencia me ha provocado no han sido “una más”. ¿Por qué he disfrutado tanto? No lo sé. Quizás no me lo esperaba, no en ese momento, no con esa deliciosa compañía, no en esa precisa situación… No es algo con lo que hubiese fantaseado previamente, una de esas escenas que aderezan mis sueños más húmedos… No, simplemente ha ocurrido. Me he dejado llevar por el momento, por la excitación de la situación y… me ha gustado, me ha excitado, ¡mucho! Me ha provocado una sensación que hacía tiempo no tenía. Incluso ahora escribiéndolo, recordándolo para redactarlo, me exc

Erase una vez

Estoy preparando el relato de una experiencia que me ha... ¿impactado? Sí, creo que esa es la palabra...  Supongo que lo tendré listo en un par de días, en cuanto la sangre vuelva a llegar en condiciones a mi cerebro y a mis manos... ufff... Mientras tanto os dejo un cuento, para que os entretengáis. El mes pasado participé de nuevo en un concurso de relatos eróticos. El tema me pareció difícil: "Hadas". Siempre digo que escribo basándome mucho o poco en hechos reales porque no tengo imaginación y sinceramente, mi experiencia con hadas es bastante limitada :-)  Así que recurrí a lo más parecido que se me vino a la cabeza: los cuentos de hadas de mi niñez. Simplemente les añadí un punto pícaro y... ¡gané el concurso! A ver si os gusta... La princesa se sentía tremendamente desdichada. Nadie en el reino sabía por qué. Después de todo, tenía todo cuanto deseaba: belleza, riquezas, joyas y vestidos, una corte de aduladores a su alrededor, criados, doncellas... todo lo que una

De todo un poco

Si no calculo mal somos seis en la oscuridad. Cuando entramos nosotros había dos parejas ya enredadas. Entramos hasta el fondo y nos quedamos en un rincón, con la intención de no molestar. L. me besa, me abraza, y yo correspondo a sus mimos. Agarra el borde de mi minivestido y me lo saca por la cabeza, dejándome solo con las medias. Mi tanga ya lleva un rato en su bolsillo. Me excito recordando el momento en que me lo han quitado. Me dejo llevar por sus caricias, su olor, su boca... Cuando mis ojos se hacen a la oscuridad me giro. Reconozco algunas de las siluetas. Casi al mismo tiempo veo un brazo que se alarga hacia nosotros, siento como alcanza mi hombro y lo acaricia con suavidad. Es una invitación a unirnos. L. también lo entiende así y, sin palabras, solo con gestos y con la presión de nuestras manos sobre la piel del otro, aceptamos la proposición y avanzamos un paso hacia el grupo. L. me mantiene abrazada por la espalda, sus labios rozan mi cuello. Echo la cabeza atrás y

Tarde de sueños

El siguiente relato no es mío. Me lo regaló un buen amigo. Me gustó mucho porque aunque me consta que piensa a menudo en mí, nadie me había dedicado un relato, así que le pedí permiso para publicarlo y le pareció bien. Aún no se lo he agradecido en persona, pero todo llegará. ¡Gracias!                              Eran sobre las seis de la tarde cuando entre en el local. En la puerta me recibió Susi, como siempre con una sonrisa y un pico. Me dio las chanclas y la toalla y  entré. Al principio no veía nada por la oscuridad, pero en pocos segundos mis ojos se acostumbraron y empecé a ver bien. En la barra había cinco chicos solos. Le pregunte a Susi que había entrado a servirme la copa y me dijo que había una pareja dentro. Cogí mi copa y entré a la parte de los reservados del local, di una vuelta para ver el “ambiente”. Efectivamente, había una pareja, ella bastante gruesa dando vueltas por el local. No me intereso mucho y fui donde las taquillas a quitarme la ropa. Una vez desnudo